Me andas por dentro,
mujer desnuda,
como mi alma.
Y es mi cuerpo, contigo,
como una larga galería májica,
que sale a un soleado mar sin nadie.
(Piedra y Cielo, 1917-1918).
No os quitéis la pasión
del momento. Que el grito
de la sangre en los ojos
os rehaga el sentido
tierra, un punto, de fuego
solo, sobre el sol ígneo.
¡No! Ciegos, como el mundo
en que miráis ... lo visto,
cuando veis lo que veis.
Tal vez con el instinto
uno y fuerte, un momento
vayáis hasta el destino.
Tiempo tendréis después
de alargar los caminos
vistiendo, hora tras hora,
el desnudo bien visto.
¡Con qué segura frente
se piensa lo sentido!
(Estío, 1915).
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