No sé si mirar arriba, adentro o abajo, porque lo que encuentro frente a mí es más de lo mismo, de lo mismo que yo soy quiero decir.
Atrás no puedo mirar, pues de forma natural está siempre en el lado opuesto a mis ojos, tras de mí. En consecuencia, por naturaleza ya hay cuestiones que se escapan a su descripción física y por tanto que no podremos conocer.
Mirar arriba es intentar descubrir dónde está Dios tras las nubes, o tras la atmósfera, o tras nuestro sistema solar, o tras nuestra galaxia..., siempre hay un tras que relativiza e invalida, a mi parecer, el conocimiento.
Mirar abajo no es una opción, nos recuerda las miserias que hemos sido y aún somos. Mal camino, mejor no intentar transitarlo.
Y mirar adentro... Adentro nos tenemos al menos a nosotros mismos como referencia cierta, sujeta al desconocimiento connatural que parece envolvernos, subjetiva, conflictiva..., pero cierta hasta donde puede aplicarse ese término para definir algo de lo que tenemos el convencimiento íntimo de que es.
Sólo puedo mirar a un sitio, pero si me miro demasiado olvido a veces que existe un arriba, un abajo y un atrás.
Por Pólux.