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No sé si mirar arriba, adentro o abajo, porque lo que encuentro frente a mí es más de lo mismo, de lo mismo que yo soy quiero decir. ...

sábado, 1 de noviembre de 2014

LO IGNOTO TRAS LAS PUERTAS.


Toc, toc, toc. Espero un momento, abro la puerta y me asomo. Veo un espacio oscuro que se pierde más allá de hasta donde alcanza mi vista. No hay detalles, aunque eso, en sí mismo, es ya un detalle.

Me adentro y una extraña sensación me invade. Las condiciones físicas en las que me muevo habitualmente parecen haber cambiado, especialmente la gravedad. Rápidamente advierto que me he adentrado en ese espacio oscuro, hasta el punto de perder la referencia de la puerta abierta por la que había entrado.  Perdido, vago por el espacio.

Perdida ya la esperanza de salir de allí, me topo con otra puerta. Me acerco a ella. Toc, toc, toc. Espero un momento, la abro y me asomo. Veo una extraña forma vertical, a modo de singularidad espacio-temporal. No sé si sobreviviré al atravesar su horizonte de sucesos (término usado en relatividad general para referirse a una frontera del espacio-tiempo, caracterizada porque los eventos a un lado de ella no pueden afectar a un observador al otro lado, como sucede, por ejemplo, en los agujeros negros). Pienso en volver al anterior espacio oscuro, pero no sé si haber encontrado esta nueva puerta es un suceso habitual o extraordinario, pues sólo dispongo del conocimiento de ese sólo suceso (encontrar la puerta). Si es algo habitual podré encontrar otra puerta con menos riesgo que la singularidad que tengo frente a mí, pero si no lo es, vagaré perdido por dicho espacio oscuro. Tiendo a pensar que si encontré una puerta en ese espacio es porque no debe ser un suceso extraordinario, pero nada me garantiza que así sea.

Finalmente decido adentrarme en el horizonte de sucesos. Entro y [...]

A veces, no está nada clara la diferencia entre la interpretación científica y la religiosa, y en lo ignoto se confunden.

Por Pólux.

viernes, 31 de octubre de 2014

¿QUÉ HAY TRAS EL PARO?


2014. Llevamos a cuesta desde 2008 la cruz de la crisis, valga el símil religioso. ¿No son muchos años para que una tasa de paro superior al 25% (con una tasa juvenil superior al 50%) no haya hundido este país y todo nuestro estado de bienestar?

¿Son los subsidios sociales los que amortiguan la debacle?, ¿hay tras esa cifra de paro una economía sumergida suficientemente sustanciosa para sustentar, al menos en parte, ese paro?, ¿es la solidaridad social una realidad capaz de actuar en esta situación, y hasta dónde?

Tal vez algún día nos enteremos de la realidad de lo que ha pasado y está pasando con esta llamada crisis.

Por Pólux.

jueves, 30 de octubre de 2014

EL CARÁCTER Y EL TODO Y LAS PARTES.


¡No, si quien no se queja es porque no quiere! Así es en muchos casos, pero hay personas distintas en ese aspecto, capaces de valorar lo positivo que les sucede por encima de lo negativo. No es que sean mejores personas o más felices, sino que en ese importante aspecto del carácter humano de valoración de la vida, adoptan una postura más vital, realista y favorable. Pero el carácter es algo más.

La complejidad de la personalidad y del carácter escapan a nuestra comprensión. No sé si lo general, quiero decir, los parámetros generales que definen los conceptos de personalidad y carácter en los que todos nos englobamos, tiene una realidad como la de los animales simples (células simples) que podemos medir, estudiar y predecir, como la de las neuronas individuales cuya actividad eléctrica, química y metabólica podemos estudiar y explicar.

¿La vieja discusión del todo y las partes (cómo el todo puede ser más que la suma de sus partes)?

Por Pólux. 

miércoles, 29 de octubre de 2014

REALIDAD O TERGIVERSACIÓN.


Observo con mucha frecuencia como cuando alguien tiene mucho trabajo, o especialmente complicado, o alguna otra dificultad, suele manifestarlo abiertamente, pero no cuando es al contrario. Nadie te dice lo fácil que ha sido hoy su trabajo.

Pudiera parecer que se trata de un sesgo negativo del pensamiento, pero no creo que se trate de eso. Más bien me parece un proceder totalmente intencionado, tendente a hacer ver a los demás como mi trabajo es complicado frente al de otros, buscando como siempre reconocimiento, el de lo que tengo que hacer y el de la injusticia que pueda suponer ello. En realidad se trata de una simple y vulgar queja, vestida de injusticia. Vamos, lo de siempre.

La verdad es que oigo una y otra vez, hasta la saciedad, la misma cantinela de unos y otros.

Teniendo en cuenta que cada uno cuenta la historia como le va, le parece o cree que ha sucedido, al final he optado por no creer nada de nadie. Como mucho creo que lo que alguien cuenta es lo que cree que ha sucedido. Pero si no concedo tanto, lo que verdaderamente creo es que la gran mayoría de lo que se cuenta está intencionadamente tergiversado, aunque sea de forma inconsciente.

Ya no me creo ni lo que yo mismo cuento.

Por Pólux.

martes, 28 de octubre de 2014

MÁS SOBRE LA CRISIS.


Crisis. Todos llevamos ya muchos años hablando de la crisis, unos desde su perspectiva y otros desde un punto de vista más general.

Yo dividiría al pueblo frente a la crisis, según la forma en que afecta a los miembros de la sociedad, en tres grupos:
1-Aquellos a quienes la crisis afecta con toda su fuerza (paro, ERE, reducción de jornada, reducción muy sustancial del sueldo), tienen, pues una visión "dolorosa" de la crisis.
2-Aquellos a quienes la crisis no afecta o afecta no de forma sustancial, de forma que pueden seguir haciendo, básicamente, lo mismo que hacían antes, tienen, pues, una visión menos "solidaria" que la del punto 1- anterior, pues no es la misma visión.
3-Aquellos a quienes en nada afecta la crisis y tienen la encomienda de intentar superarla, quienes tienen, y así es por su naturaleza, una visión general distanciada de la visión del pueblo que más la sufre y más cercana a razones políticas y económicas. Tal vez deba ser así. Pero por fortuna hay un sistema solidario social que provee en forma de subsidios, con el que el Estado cumple parte de su función social, pero por desgracia no funciona correctamente, lo que apreciamos cuando vemos como las desigualdades sociales se acrecientan con la crisis, justo lo contrario que debiera provocar el sistema de solidaridad.

¿En qué punto te englobarías tú de los tres anteriores?

Por Pólux.

lunes, 27 de octubre de 2014

APASIONANTES CIENCIAS O ABURRIDAS LETRAS.



He de reconocer que yo siempre sentí una clara predilección por la ciencia. Las letras me han interesado menos, aunque creo en su importancia. Pero dentro de éstas, las leyes jurídicas me parecieron, y me parecen, lo más…, digamos “feo”, sin ánimo de ofender a quien le gusten.

El sentido práctico de las leyes es arbitrario y depende de cada época, pues se adaptan a la necesidad de legislar y regular las relaciones entre las personas. Sin embargo la ciencia es práctica, y, junto con la técnica, permite el desarrollo y el progreso. Pero sobre todo colma el ansia de conocimiento del ser humano como ningún otro campo es capaz de hacer.

Las leyes son necesarias, pero discernir sobre ellas no nos lleva a ningún lugar, más que a depurar su capacidad de regulación. La ciencia, sin embargo, es una ventana al conocimiento del universo, de todo. Jamás disfruté leyendo una Ley o un Reglamento, y reconozco, ya por segunda vez, que el escrito más “feo”, más aburrido (menos algunas herencias tal vez) y con menos gracia que puedo echarme a la cara es una escritura pública. Por el contrario, una teoría científica es una estructura lógico-racional que intenta explicar la realidad o una parte de ella, y su sola construcción, junto con la carga racional que implica, es en sí el mayor logro de la mente humana, lo que me resulta admirable, atractivo y cautivador.

La Ley es puro raciocinio, pero eso ya me lo da, y mejor, la filosofía. La ciencia es una ventana al mundo, original y única, que además nutre nuestro raciocinio. Para mí no hay parangón.

Por Pólux.

domingo, 26 de octubre de 2014

UN POCO DE EDUCACIÓN Y RESPETO.

Esta entrada de hoy va dirigida a las personas que saben lo que es la educación y el respeto, pues podrán entender de lo que aquí se habla. Y es que, en contra de lo que pudiera parecer, he constatado que son muchas las personas que jamás han abierto un diccionario por las páginas donde aparecen las palabras "educación" y "respeto". ¿O es que tal vez los demás seamos excesivamente cultos por saber el significado de esas palabras?. 

No es la primera vez que me pasa que voy por la calle y en la acera por la que transito hay paradas varias personas, carrito de niño chico incluido. El constante tráfico hace peligroso bajarse de la acera (en todo caso recuerdo que la acera está para ir por ella). Llego a la altura de la “reunión privada” y me detengo, no puedo pasar. Alguno de los contertulios me mira y advierte mi presencia y mi intención de pasar, pero la conversación debe ser muy interesante, pues ni caso, nadie se mueve. Claro, las formas, la educación y el respeto están para cuando se está aburrido, no en medio de una conversación con los amigos. Y encima viene un tío y quiere que le dejes paso.

Conteniéndome las ganas de dar un empujón y abrirme paso ante tan mala educación y tanto cretino, digo en voz alta “¿me podrían dejar pasar?”. La pregunta es retórica, pues en realidad no solicito ningún permiso, sino que exijo usar la vía pública como lo están haciendo ellos.

Alguien me mira de soslayo, y con gesto molesto apenas se mueve para dejar un estrecho hueco, los demás a lo suyo. Yo, harto ya de tanto desdén, me encaro hacia el hueco y acelero el paso empujando deliberadamente a todo el que se interpone en mi camino. Toco el carrito y se tambalea, mi cadera choca descaradamente con el culo de la madre (seguro que sigue ofendida), al hombre que está a su lado le rozo toda la espalda, a otro más le doy un puntapié en uno de sus zapatos, y finalmente a otra mujer le empujo en el hombro con mi brazo y le estrujo el bolso en su costado. Con mucho gusto los hubiera empujado a todos con las dos manos hasta dejarles caer y después les hubiera dicho “¡uh, perdón!”.

Por el rabillo del ojo vi como volvían sus miradas hacia mí con el gesto molesto y hasta escuché algún comentario ofensivo al que no quise dar importancia, porque si no, entonces, lo que era sólo una muestra de mala educación se iba a convertir en un motivo de pelea.

En el supermercado también me ha pasado en más de una ocasión lo mismo, sólo que además tiene el agravante del carrito, que no pasa por cualquier hueco. Pero ya tengo práctica en empujar con él, ¡qué remedio!

Anda e iros a la zulla. La verdad es que dicho tan finamente no parece ni ofensivo. Pero dejémoslo así, no merece la pena más.

Parecería que es sólo una falta de respeto y de educación, pero conlleva un desprecio hacia los demás que en otros ámbitos estoy seguro que se manifiesta más violenta y dramáticamente, por ello no dejan de tener importancia ese respeto y esa educación.

¡Si no somos capaces de controlarnos en una situación sin importancia, qué vamos a esperar de nuestro comportamiento!

Por Pólux.