Y de nuevo llegó otro fin de semana. ¡Cómo se suceden!, ¡cada vez más rápido! Es inevitable, sólo podemos dejar constancia de ello.
Como ya os dijimos ayer, hemos renovamos las fotos de la galería con otras 20 fotografías que han sido cabecera de nuestro blog. Echadles un vistazo y decidnos que os parecen. Si tenéis alguna foto interesante para incluirla en la galería podéis enviadla al correo grupo_obtentalia@obtentalia.com
En algunas ocasiones incluso hemos puesto como foto de cabecera del blog alguna que nos habéis enviado a ese correo.
No queremos adelantar la colaboración de mañana porque aún no la hemos recibido, y no estaría bien anunciarla y no poder luego presentarla. Lo que sí podemos adelantar es que nuestra reflexión de mañana tratará sobre determinado comentario realizado por una ... llamémosle "presentadora" de televisión, en relación al tratamiento psiquiátrico que seguía esta madre que está ahora en boca de todos, quien junto con su padre está acusada de asesinar a su pequeña hija (si no estamos mal informados ya han pasado de ser sospechosos a ser acusados).
Los mal llamados programas del corazón, gran eufemismo, en realidad programas de cotilleo, de maltrato al honor, venta de intimidades o tráfico de vidas ajenas, son una curiosa expresión de la ética real y practicada frente a la ética manifestada. Programas de una gran violencia mental y que nosotros mismos llamados "rosa". Es curioso ver la gran cantidad de detractores de esos programas y la gran cantidad de seguidores. Sumados unos y otros casi doblan la población, es decir, que muchos detractores son también sus consumidores.
La vida personal y privada usada como mercancía, con o sin permiso. Poca garantía de verosimilitud tiene que, quienes ejerzan de falsos periodistas en esos programas, defiendan a ultranza el derecho a saber de las vidas privadas de los personajes públicos, pues son la parte más interesada en que así sea.
Hemos de reconocer que el morbo, principal producto de esos programas, actúa como efectivo catalizador de un consumo mental que no requiere esfuerzo. No es que sea ilícito, pero es empobrecer las grandes posibilidades que tienen los medios gráficos y audiovisuales. Que cada cual consuma lo que estime conveniente, por supuesto, pero que los interesados en promover ese consumo no vengan a darnos clases éticas ni a querer vendernos las excelencias de su forma de proceder. Es su trabajo, tienen éxito y ya está.
El trato al que lleguen las partes, "periodistas" y entrevistados, es cosa de ellos, pues sólo a ellos afectan, y si incluyen cláusulas en las que el pago de ingentes cantidades de dinero de derecho a maltratar, inmiscuirse y revolver una vida privada o a tratarse sin el más mínimo respeto, pues que así sea, pero que no usen el eufemismo de periodismo rosa o del corazón, porque ni es rosa, ni es del corazón ni es periodismo, pues defenestran, maltratan y dejan sin valor alguno lo privado, íntimo y personal, cuestión que para nosotros es de vital importancia.
Esperamos que el tren que nos trae aquí cada día lo haga también mañana, y si así sucede una vez más el milagro, aquí estaremos.
Como ya os dijimos ayer, hemos renovamos las fotos de la galería con otras 20 fotografías que han sido cabecera de nuestro blog. Echadles un vistazo y decidnos que os parecen. Si tenéis alguna foto interesante para incluirla en la galería podéis enviadla al correo grupo_obtentalia@obtentalia.com
En algunas ocasiones incluso hemos puesto como foto de cabecera del blog alguna que nos habéis enviado a ese correo.
No queremos adelantar la colaboración de mañana porque aún no la hemos recibido, y no estaría bien anunciarla y no poder luego presentarla. Lo que sí podemos adelantar es que nuestra reflexión de mañana tratará sobre determinado comentario realizado por una ... llamémosle "presentadora" de televisión, en relación al tratamiento psiquiátrico que seguía esta madre que está ahora en boca de todos, quien junto con su padre está acusada de asesinar a su pequeña hija (si no estamos mal informados ya han pasado de ser sospechosos a ser acusados).
Violencia mental pintada de rosa |
Los mal llamados programas del corazón, gran eufemismo, en realidad programas de cotilleo, de maltrato al honor, venta de intimidades o tráfico de vidas ajenas, son una curiosa expresión de la ética real y practicada frente a la ética manifestada. Programas de una gran violencia mental y que nosotros mismos llamados "rosa". Es curioso ver la gran cantidad de detractores de esos programas y la gran cantidad de seguidores. Sumados unos y otros casi doblan la población, es decir, que muchos detractores son también sus consumidores.
La vida personal y privada usada como mercancía, con o sin permiso. Poca garantía de verosimilitud tiene que, quienes ejerzan de falsos periodistas en esos programas, defiendan a ultranza el derecho a saber de las vidas privadas de los personajes públicos, pues son la parte más interesada en que así sea.
Hemos de reconocer que el morbo, principal producto de esos programas, actúa como efectivo catalizador de un consumo mental que no requiere esfuerzo. No es que sea ilícito, pero es empobrecer las grandes posibilidades que tienen los medios gráficos y audiovisuales. Que cada cual consuma lo que estime conveniente, por supuesto, pero que los interesados en promover ese consumo no vengan a darnos clases éticas ni a querer vendernos las excelencias de su forma de proceder. Es su trabajo, tienen éxito y ya está.
El trato al que lleguen las partes, "periodistas" y entrevistados, es cosa de ellos, pues sólo a ellos afectan, y si incluyen cláusulas en las que el pago de ingentes cantidades de dinero de derecho a maltratar, inmiscuirse y revolver una vida privada o a tratarse sin el más mínimo respeto, pues que así sea, pero que no usen el eufemismo de periodismo rosa o del corazón, porque ni es rosa, ni es del corazón ni es periodismo, pues defenestran, maltratan y dejan sin valor alguno lo privado, íntimo y personal, cuestión que para nosotros es de vital importancia.
Esperamos que el tren que nos trae aquí cada día lo haga también mañana, y si así sucede una vez más el milagro, aquí estaremos.
Por Cástor y Pólux.