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sábado, 21 de junio de 2014

ESCALAS DEL MUNDO REAL.

La escala, o el tamaño del mundo real determina en condiciones extremas efectos distintos que no sabemos realmente hasta qué punto nos afectan.

La mecánica cuántica, por ejemplo, produce efectos a un nivel más pequeño, mucho más, de lo que podamos apreciar. Que sus efectos directos no parezcan afectarnos tal vez podría indicar que el efecto de la escala hace aparentar que así sea. Aunque ello es pura especulación, aunque posible mientras  no sepamos más.

En cualquier caso, a través de la tecnología interactuamos cada día provocando la manifestación del mundo cuántico -escala atómica-, por ejemplo cada vez que se abren solas ante nuestra presencia las puertas de un establecimiento.

La fotografía de hoy da un leve acercamiento al detalle que nos suele pasar inadvertido, que, lejos de ser inane, representa todo otro mundo real en marcha, con algunas leyes que le afectarán más que a nosotros -nuestro mundo- por cuestión de su escala, y otras que tal vez queden atenuadas con respecto a nuestra escala por la misma razón.

Es más lo desconocido que lo conocido, y esto es lo que hace apasionante la vida.

Por Cástor y Pólux.


viernes, 20 de junio de 2014

LA MENTE, FUENTE DE PODER Y DE DEBILIDAD.

Es curiosa la mente humana, además e apasionante.Somos capaces de operaciones y pensamientos complejos dignos de una gran inteligencia, que nos definen como una especie única y original. Pero por otro lado sucumbimos a los más burdos y simples deleites mentales, como hacerse famoso por salir en un programa de televisión, o acabar haciendo el tonto ante los agasajos o zalamerías de otros.

Ya hemos repetido en varias ocasiones, y lo haremos ahora una vez más, que somos capaces de lo mejor y lo más loable y de lo peor y lo más reprobable. Y no es que estemos en uno u otro lado, no, es que todos compartimos uno y otro extremo.

No somos tan excelentes si también somos tan manipulables. Somos brillantes, pero también oscuros, somos fuertes, pero también débiles, y esta debilidad es la que nos pierde.

Por Cástor y Pólux.


jueves, 19 de junio de 2014

ASCENSO A LA CORONA Y DESCENSO DEL MUNDIAL DE FÚTBOL.

Hoy viviremos la proclamación de un nuevo Rey, Felipe VI. No reinaba un Rey con ese nombre desde la primera mitad del siglo XVIII. Desde entonces han cambiado mucho las cosas.

Por un lado la monarquía es un anacronismo que sólo en algunos países ha superado el paso del tiempo a pesar de las dificultades, pero por otro lado, al menos aquí en España, la adopción de funciones acordes con los tiempos y el reciclaje de la propia institución han validado un nuevo estilo de reinado que el pueblo, en general, ha aceptado.

La sucesión de nuestro Rey es un acto institucional, no un debate sobre el estado de la Corona o su innecesariedad. Claro que el debate siempre es lícito hacerlo, estamos en una democracia, pero aprovechar estos momentos huele a oportunismo. Ya que la experiencia nos hizo ver el error de la mayoría con Juan Carlos I, en quien poco se confiaba y a quien se le apodó al principio "El breve", no cometamos el mismo error con Felipe VI, y esperemos antes a ver si emprende alguna renovación institucional que potencie o valide su figura, aunque para nosotros, si hiciera el mismo trabajo que ha hecho su padre, estaría justificada su presencia.

Y cambiando de tema, la selección española de fútbol dejó patente algunas carencias que bien han sabido aprovechar sus adversarios de juego. De ser campeona del mundo a ser la primera selección eliminada del mundial de Brasil (perdió sus dos primeros partidos). Pero ha sido peor aún que eso. El verdadero problema ha sido la forma en que ha sido eliminada, por goleada, con una floja forma física y parece que una peor forma mental, a tenor de las caras que se veían cuando les metían el primer gol, y no digamos ya el segundo.

Cierto es que mantenerse en la élite de cualquier deporte es muy difícil y complicado, pero en un deporte tan pasional como el fútbol raro es que ello sirva de argumento. Hoy comenzarán las críticas y los análisis. A ver si sacamos algo en claro de todo lo que ha pasado.

Por Cástor y Pólux.


miércoles, 18 de junio de 2014

ABUSOS EN CONTRATOS.

Ayer hablábamos del abuso de poder. Uno de los ámbitos donde más se da es en el laboral. No vamos a hablar de casos graves o patológicos como el abuso sexual, no. Hay casos que se ven y se aceptan de forma más natural, no siendo por ello menos abusivos.

Nos referimos a esos empresarios que contratan mano de obra barata, no ya por pagar bajos sueldos (que ya es simplemente una costumbre en muchos casos), sino por contratar en condiciones abusivas. Por ejemplo trabajar sin contrato, o sin cotizar a la seguridad social, o cotizando por debajo de lo realmente trabajado.

Trabajar sin contrato es una forma actual de esclavitud. El empresario que contrata así aduce que si no fuera en esas condiciones no podría contratar. Pero quien quiere crear un negocio y no puede contratar, no puede crear ese negocio. Lo demás es virvir y lucrarse a costa de lo que legítimamente corresponde a los demas. No sólo se les quita parte del dinero ganado, en forma de exceso de trabajo por ejemplo, sino también prestaciones o derechos futuros, como subsidios o pagas de jubilación. Es todo un sometimiento el que ese abuso requiere.

La naturaleza humana permite y ampara esos comportamientos abusivos a través de instintos y dependencia genética.  Se trata en el fondo de la vieja discusión sobre la libertad del hombre, sobre el origen de sus decisiones, sobre si la elección semana limpia de la mente o mediatizada por esos instintos y genética.

Por Cástor y Pólux.


martes, 17 de junio de 2014

EL INACEPTABLE ABUSO DE PODER.

El poder crea dependencia, y su necesidad abuso de poder. El abuso de poder es una de las mayores formas de represión que existenten. Está en todos los ámbitos, desde el laboral al político, pasando por el ámbito civil.  

El poder atrae el deseo humano con fuerza y dependencia. Cualquier forma de dominación es adoptada por el hombre, no sabemos si como expresión del instinto de supervivencia o como forma de ser humana, derivada de su mente emergente, o tal vez por ambos motivos.

El abuso de poder es imposición sobre los demás, sometimiento, desprecio, ausencia de respeto, y aunque sea muy humano no deja de ser una forma alterada de ver la realidad. Es como un cáncer o una droga que intentamos legitimar a cualquier precio.

Ya hablaremos más de esta lacra que en mayor o mejor medida todos hemos sufrido.


Por Cástor y Pólux.


lunes, 16 de junio de 2014

LAS DOS VIDAS.

¿Cuántas vidas tenemos? Normalmente todos tenemos dos vidas: una, la que tenemos, la que vivimos, y otra, la que deseamos, la que imaginamos, la que quisiéramos. Pero a veces creemos más en nuestro deseo que en nuestra realidad, y acabamos queriendo vivir un sueño.

Paradójicamente, ello suele pasar más a quien tiene una buena vida que a quien tiene una muy mala vida y quiere mejorarla. Pero la paradoja es sólo aparente, pues es la realidad la que mantiene al segundo en su sitio y permite al primero perderse en el deseo.

Así de cruel es la vida con quien más necesita, con quien menos tiene, con el desfavorecido. No lo entendemos, o mejor dicho, nada hay que entender. Como dice la broma, hay quien nace con estrella y quien nace estrellado. Así son las cosas y así las padecemos o las disfrutamos, pero no por nosotros mismos, sino por el azar, primera circunstancia a la que nos sometemos nada más nacer, o antes incluso.

Por Cástor y Pólux.


domingo, 15 de junio de 2014

"MI PROFESOR DE FÍSICA Y EINSTEIN", por PÓLUX.

"MI PROFESOR DE FÍSICA Y EINSTEIN."
Por PÓLUX (15-junio-2014).



La primera vez que me explicaron la relatividad del tiempo no la entendí, ni la segunda ni la tercera ni la cuarta, pero al menos no cogí complejo de tonto. Dos razones hubo para ello.

La primera era la dificultad para cambiar la forma de pensar. Acostumbrado, como los demás alumnos de la clase, a pensar en el tiempo y en el espacio de forma absoluta, resultaba imposible entender que dos relojes, uno en la superficie de la Tierra y otro moviéndose rápidamente en una nave en órbitas a su alrededor, acabaran marcando diferentes horas, o peor aún, que un reloj en nuestra mano y otro que ascendiera y descendiera en un ascensor a gran velocidad también marcarían diferentes horas, y digo peor porque a pesar de tratarse del mismo caso, el segundo ejemplo resultaba menos claro a nuestra imaginación viciada, y ese fue el que nos puso el profesor.

La segunda razón era la imposibilidad del profesor de física de hacernos ver que nuestra forma de pensar, a pesar de ser intuitiva, no era totalmente correcta, pues no describía la realidad que acontecía con los relojes, y que ponía de manifiesto la teoría de la relatividad. Nosotros no teníamos la flexibilidad mental necesaria y el profesor no tenía el don de la explicación para hacérnoslo ver. Recuerdo que nos decía que lo explicaría todas las veces que fuera necesario hasta que lo entendiéramos. Voluntad tenía, por que no sé cuántas veces lo repitió..., hasta la saciedad y hasta que él mismo se hartó. Pero claro es que nos repetía una y otra vez lo mismo, incapaz de poner un ejemplo distinto. Así, si no lo entendíamos la primera vez tampoco lo hacíamos en las sucesivas mismas explicaciones. Así una y otra vez hasta que acabamos todos hartos, sobre todo el profesor, que lo dejó por imposible, lo que reforzaba su idea de que eso de la relatividad no era para el plan de estudios. Yo ahora pienso que, a pesar de su voluntad, era él quien no estaba hecho para el plan de estudios.

Años después, cuando ya entendía algo más sobre la relatividad, leí el famoso y accesible libro "Sobre la Teoría de la Relatividad especial y general" que escribiera el propio Albert Einstein (1879-1955). El verdadero descubrimiento tras su lectura no fue una nueva clarividencia de su teoría, sino comprender lo preclara, intuitiva y capaz que era la mente de ese físico. La lectura de su librito (es pequeño y se lee con facilidad con unas nociones básicas de física) fue tan natural y llevadera que cuando acabé me pregunté qué dónde estaba la dificultad en entender aquella teoría. Comprendí dos cosas. Una, la diferencia entre un mal (aunque voluntarioso) profesor y un buen profesor con capacidad para hacerse entender. Y otra, que lo difícil no era realmente entender la Teoría de la Relatividad, sino llegar a formularla, llegar a darse cuenta a partir de la observación y la experiencia de que la realidad va más allá de lo que ven nuestros ojos, y ser capaz de describir esa otra realidad a pesar de la oposición de las ideas establecidas, por una parte, y de la propia intuición, por otra.