La fuerza de voluntad se sustenta y se reduce en el deseo, es
decir en querer cambiar algo de nosotros. Es una capacidad para controlar
nuestros impulsos y, consecuentemente, nuestra conducta, y la dificultad para
su ejercicio proviene precisamente de su dependencia de tales impulsos.

En internet he encontrado estas dos definiciones que me han
parecido claras y fáciles, más la primera que la segunda:
- Conjunto de reacciones o respuestas que manifiesta un receptor respecto a la actuación del emisor, lo que es tenido en cuenta por éste para cambiar o modificar su mensaje.
- Mecanismo por el cual una cierta proporción de la salida de un sistema se redirige a la entrada, con objeto de controlar su comportamiento.1 La realimentación se produce cuando las salidas del sistema o la influencia de las salidas del sistemas en el contexto, vuelven a ingresar al sistema como recursos o información. La realimentación (retroalimentación) permite el control de un sistema y que el mismo tome medidas de corrección con base en la información realimentada.

Habrá
impulsos que queramos cambiar e impulsos que no, pero para tener tal control
sobre ellas es necesario tener un control muy fuerte sobre la voluntad, lo que
sólo se conseguirá ejerciéndola.
Pudiera
parecer que estoy dando por sentado que cualquier impulso puede controlarse con
la voluntad, y que ésta puede ejercerse, con trabajo y esfuerzo, siempre que se
quiera, y no es así. Realmente no creo que sea así, sólo intento reflexionar
sobre la forma en que ejercemos la voluntad y su parecido con el mecanismo de retroalimentación.
Por Pólux.