Hemos llegado al Sábado Santo. Pudiera parecer que no es el mejor momento para poner en duda o reflexionar sobre cuestiones fundamentales del Cristianismo, en el que hunde sus raíces, guste o no, la sociedad española actual a pesar de su progresivo laicismo. Nuestros orígenes son los que son y aún afloran con fuerza en momentos como la Semana Santa. Finalmente nos hemos decidido y aquí están nuestras reflexiones.
El mensaje del Cristianismo es el mensaje de Cristo: el amor, en verdad diríamos el amor extremo, pues es humanamente extremo amar a tu enemigo, a quien te hace daño o a quien pretende tu mal. Amar así es propio de superhombres.
El mensaje del Cristianismo es el mensaje de Cristo: el amor, en verdad diríamos el amor extremo, pues es humanamente extremo amar a tu enemigo, a quien te hace daño o a quien pretende tu mal. Amar así es propio de superhombres.
El amor implica la no violencia. ¡Y que inhumano es poner la otra mejilla! No ser violentos puede incluso perjudicarnos, al no defender lo nuestro. Pero eso es lo humano, lo cristiano es no ser violento. Parece que el Cristianismo tiene algo de inhumano, en cuanto predica actos humanamente difíciles de cumplir, ejercer un amor que no está a nuestro alcance. No, no es fácil ser Cristiano, pero a quien cree no lo queda más remedio que serlo. Nosotros no lo somos porque no podemos creer en la fantástica idea de un Dios que no se nos aparece ni a la razón ni a la intuición, que permanece oculto a los sentidos y a los argumentos, que es, en definitiva, indemostrable, cuyo único lazo con el hombre es la fe de éste, que precisamente es un don que le da Dios. No podemos dejar de sentirnos marionetas en manos de Dios. Por más que el Cristianismo lo intente, es difícil conciliar la idea de Dios con la de la libertad y la responsabilidad humana: si Dios no nos hace libres no somos responsables de nuestros actos, y si Dios nos crea y determina como libres no somos responsables de las consecuencias de nuestros actos, dado que no podemos evitarlas (evidentemente siempre seremos responsables de las consecuencias buenas o malas de nuestros actos en cuanto que dependen de nuestra libre elección, pero no en cuanto a que no está en nuestra elección evitar las consecuencias de nuestros actos).
¿Por qué Dios nos hace imperfectos pero nos pide un camino de perfección? Nos pide esfuerzo y sacrificio. ¿Qué sentido tiene eso? ¿Qué culpa tenemos de que Dios, de hacerlo, nos haya hecho así? No lo sabemos porque Dios es esencialmente incomprensible, dado que nada sabemos de su realidad y de sus intenciones.
Con y sin Cristianismo el hombre se ha comportado siempre igual, con la bondad y la maldad como formas esenciales de su ser.
Somos humanos, demasiado humanos, en realidad sólo humanos. ¿Qué culpa tenemos de ser así?
Y para que haya un poco de todo, hoy os dejamos además un enlace a una web de naturaleza religiosa, en la que hemos encontrado un artículo que nos ha gustado por la claridad de su exposición y el tema que trata, cierta elección de moda de la espiritualidad frente a la religión, con el que, y por razones distintas a las que han llevado a su publicación, estamos de acuerdo:
- “Espiritual, pero no religioso”: la nueva aburrida moda de los artistas.
Y para que haya un poco de todo, hoy os dejamos además un enlace a una web de naturaleza religiosa, en la que hemos encontrado un artículo que nos ha gustado por la claridad de su exposición y el tema que trata, cierta elección de moda de la espiritualidad frente a la religión, con el que, y por razones distintas a las que han llevado a su publicación, estamos de acuerdo:
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Por Cástor y Pólux.