FOTOGRAFÍAS.


PULSA AQUÍ PARA VER LA GALERÍA DE FOTOS DE CABECERA.

ENTRADA SUGERIDA:

MIRAR ARRIBA, ADENTRO O ABAJO.

No sé si mirar arriba, adentro o abajo, porque lo que encuentro frente a mí es más de lo mismo, de lo mismo que yo soy quiero decir. ...

sábado, 7 de noviembre de 2015

NATURALEZA HUMANA: EL INTERÉS.


La educación, las buenas maneras, el ser afable, el altruismo, la empatía y tantas actitudes más de ese estilo no son más que tretas para conseguir nuestro fin, el de agradar a otros y obtener su simpatía y favor.

Ante quienes tenemos cerca, física o anímicamente, mostramos nuestra mejor cara, al menos mientras nos interese. Pero cuando estamos ante un grupo de gente sin mayor interés y sin relación anímica con nosotros, por ejemplo un grupo de viajeros en la estación de autobús que nos dificulta el paso, o las personas que suben paradas en una escalera mecánica, nuestras maneras cambian drásticamente. Empujamos sin pedir disculpas, procuramos colarnos antes que el otro, hacemos malos gestos si nos miran por nuestra falta de cortesía... Y al volante qué decir, todos conocemos las malas formas que se gastan cuando se conduce.

De nuevo la experiencia (lo veo todos los días) me reafirma en la idea de que, de forma general, el interés propio mueve nuestros actos. Es la naturaleza humana.

Por Pólux.


viernes, 6 de noviembre de 2015

POESÍA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.


JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

LA AUSENCIA

Cuando el amor se va, 
parece que se inmensa.

¡Cómo le aumenta el alma 
a la carne la pena!

Cuando se pone el sol 
lo ahondan las estrellas.



jueves, 5 de noviembre de 2015

LA FALTA DE RESPETO DE RENFE.


La puntualidad en los horarios de los trenes de cercanías actuales nada tiene que ver con la de hace pocas décadas. Cuando yo era estudiante tomaba el tren cada día, menos cuando tenía examen, que tomaba un autobús de línea, que a pesar de ser más lento y cansado tenía la seguridad de saber a qué hora llegaba. El tren de cercanías era un verdadero desastre.

Con los años construyeron una doble vía y parece que se tomaron en serio lo de la puntualidad y la fiabilidad.

Pero hay algo en lo que RENFE sigue igual, y es en tratar a los usuarios con una falta total de tacto y respeto.

Hace pocos días un tren de media distancia se estropeó. El cercanías en el que iba se detuvo. Tras unos 15 ó 20 minutos parado, nuestro tren comenzó a retroceder hasta la estación anterior. Nadie sabía que sucedía y no recibíamos explicación alguna. El maquinista, supongo que le competía a él, no se dignó a decir algo por megafonía, ni siquiera al cruzar el tren para cambiar a la cabina posterior antes de retroceder. Hubiera calmado los ánimos y habríamos sabido a qué atenernos en cuanto a la preocupación por el tiempo en que nos podríamos demorar en llegar al trabajo. Pero claro, parece que los usuarios no merecemos la más mínima atención.

Por fin llegamos a la estación anterior y de nuevo el tren quedó detenido. Pasaban los minutos y los nervios de los usuarios iban en aumento. El maquinista volvió a pasar a toda prisa, esquivando las miradas y preguntas de los usuarios. Interpretamos que iría a la cabecera del tren para reanudar la marcha. Pero los minutos seguían pasando. Ni siquiera se dignó el maquinista a decir algo por la megafonía. La gente llamaba o enviaba mensajes a sus trabajos alertando sobre lo que pasaba y sobre que no tenía ni idea de a qué hora llegaría.

En el otro lado del andén en el que estábamos había otro tren con el mismo destino que el nuestro. La gente, ya nerviosa, ante la posibilidad de que nuestro tren tuviera alguna avería, comenzó a bajarse y dirigirse al otro tren, hasta que quedó atestado de personas, no cabía ni un alfiler, y tenía a todas luces exceso de viajeros. Yo me negué a subir a un tren en esas condiciones, además nadie había dicho nada sobre cambiar de tren. Pero claro, la falta de información provoca eso, la duda sobre lo que sucede, y con la duda la toma arbitraria de decisiones.

Ante la mirada atónita de quienes atestaban el tren del otro lado del andén, nuestro tren cerró las puestas y partió, casi vacío, cambió de vía y continuó el viaje hasta su destino. Había quien se reía de aquéllos que habían cambiado de tren, pero no creo que la cosa tuviera gracia alguna. Se equivocaron por tomar una decisión motivados por el desconocimiento y la falta de información. Podía habernos pasado a nosotros. La desinformación les hizo perder más tiempo aún.

Y lo señores responsables del desaguisado tan tranquilos, como si no fuera con ellos. Eso es una falta de respeto inadmisible. Las quejas, por otra parte, no sirven más que para sentirse más indefenso.

Para más molestia, luego, en la estación de destino a hacer cola para pedir un justificante del retraso para presentarlo en el trabajo. Una vergüenza y una falta de respeto. Y es que los monopolios tienen eso. Porque lejos de lo que podría creerse, los monopolios siguen existiendo en nuestro libre mercado, y a muchos niveles, más de los que pudiera parecer. Pida una línea de teléfono, vaya a inscribir un escritura, tome un tren de cercanías, utilice un cajero automático, llame a un taxi..., son sólo algunos ejemplos de actos sujetos a monopolio, con el detrimento en la oferta que ello supone para el usuario.

Pero bueno, toca callarse, y a seguir tomando el tren, pues no hay más opción (monopolio), además, por otra parte, de lo caro que es. Dos personas, tan sólo dos, son suficientes para que les merezca más la pena coger un coche que el tren de cercanías.

Y luego venga a hacer anuncios instándonos a que tomemos el transporte público. ¡Hay que fastidiarse!

Por Pólux.


miércoles, 4 de noviembre de 2015

ARTÍCULO: LA "CRISIS DE LOS REFUGIADOS", POR PÓLUX.


LA "CRISIS DE LOS REFUGIADOS".
Por Pólux (4-noviembre-2015)


Si las personas nos movemos principalmente por el interés, ¿cuánto más lo hará un gobierno o un estado que puede ampararse en la impersonalidad de su estructura y función?



En la gestión de lo que se ha dado en llamar "crisis de los refugiados" (además de ser víctimas son una crisis para los demás) los estados están demostrado cómo su principal motivación es el interés. Ahora hay voces que proclaman que hay que invertir e intervenir en los países en guerra para así acabar con el problema. Esa nueva proclama me lleva a hacerme algunas reflexiones.

Cuando no ha interesado intervenir en conflictos de otros países se ha alegado aquello de la soberanía del país en cuestión. Ahora que nos afectan sus problemas parece que eso de la soberanía ya no es tan importante, ahora nuestro interés es otro.

Cuando, por poner un ejemplo, Estados Unidos, solo o con algún aliado (recordemos que Inglaterra y España lo fueron), ha intervenido de alguna forma en otro país (con apoyo logístico, militar o económico), se le ha tachado de imperialista e intervencionista. ¿No lo seremos ahora nosotros si hacemos lo mismo?, ¿o es que la "crisis de los refugiados" es mejor motivo para preservar nuestros intereses?

¿En qué países se va intervenir?, ¿en los que están en guerra o en otros también? La respuesta ya la digo yo: en aquellos con los que se resuelva más pronto y mejor la actual "crisis". Porque, ¿cuál es la diferencia esencial entre huir de una guerra y huir de la pobreza extrema o la falta de futuro? El refugio que buscan es el mismo, esperanza y futuro, porque su problema es el mismo, afrontar una situación límite. Pero ahora hablamos de refugiados por un lado y de inmigración ilegal por otro, ¿cuál es la diferencia?, ¿que los primeros vienen del este y los segundos del sur?, ¿hay inmigración de primera y de segunda?

A mi entender, acabamos perdiendo la perspectiva de lo que realmente sucede, mediatizados e influidos por las razones interesadas bajo las que los estados europeos intentan justificar su falta de iniciativa.

Lo que sucede es que es muy fácil ser solidarios cuando se trata de entregar dinero, afiliarnos a una ONG para salvar vidas o pedir a un gobierno que actúe, porque el problema real sigue estando lejos y no afecta a nuestra sociedad de bienestar, pero cuando la acción supone un sacrificio real, básicamente el de compartir nuestra riqueza y nuestra tranquilidad, la palabra solidaridad suena demasiado fuerte.

Ciertamente hay un problema que no puede resolverse a corto plazo, como es el conseguir estabilidad y progreso en los países de los que huyen las personas, que habrá que afrontar con calma, paciencia, tiempo y seguro que con mucho dinero y apoyo, pero hay otro problema cuya solución no admite demora, pues cada día que pasa es un posicionamiento para su no solución, y es el de ayudar a los miles y miles de personas que desesperadamente llaman a las puertas de nuestras fronteras. En esto no caben paños calientes ni medias tintas.

Creo que los estados no están representando la verdadera voluntad del pueblo, dispuesto en muchos casos, como se ha demostrado, al sacrificio para ayudar, sino tan sólo un interés a largo plazo, encauzado por un posible descontento del pueblo a perder su sociedad de bienestar pasándole factura en futuras elecciones a los gobiernos que tomen las decisiones más difíciles.

¿Decisiones difíciles? Las decisiones difíciles ya las tomaron todos aquellas personas que abandonaron sus hogares en una carrera incierta y peligrosa en la que muchas se dejan la vida. Si les negamos la entrada a muchos de ellos sólo nos faltará, aunque sea duro decirlo, apartarlos en una cuneta y pegarles un tiro de gracia para que nos dejen en paz.

¿Y nuestra sociedad de bienestar? De poco servirá si no tenemos la conciencia tranquila para disfrutarla. No hay más que un camino, claro y directo, abrir las fronteras con las medidas de apoyo necesarias y aceptando las consecuencias, pero ese no es el que quieren tomar los gobiernos europeos que hablan de "cupos", como si la desgracia y la desesperación tuvieran un espacio limitado en nuestra sociedad, que una vez cubierto justificara cerrar las puertas a los que llegaron tarde. Pero hay que reconocer que no es fácil ser solidario a costa de perder nuestras mejoras. Lo entiendo, y por eso no pretendo ser la conciencia de nadie, pues antes habré de ser mi propia conciencia.

La mayor desgracia de estos refugiados es la de haber nacido donde lo han hecho y que exista un sistema social mejor que el suyo (el nuestro) al que no puedan acceder. Nosotros parece que estamos de suerte, pues hemos nacido a este lado.

Nuestro miedo a compartir puede tener una base real, pues nadie quiere perder su trabajo, ni reducir sus ingresos cuando ya son insuficientes a cambio de una solidaridad que puede convertir la desgracia de los refugiados en la nuestra. Pero algo habrá que hacer, y tal vez pase por controlar de alguna manera ese monstruo que nos domina y se llama capitalismo, a la vez benefactor de nuestra sociedad de bienestar y bestia sin piedad para quien no consigue encontrar su sitio en el al sistema.


martes, 3 de noviembre de 2015

NORMALIDAD Y NUEVO ARTÍCULO DE PÓLUX.


Volvemos a la normalidad después de este fin de semana tan largo, con un lunes de fiesta, lo que siempre se agradece.

Y hoy os dejamos una fotografía realizada cerca de nuestra atalaya, aquí en estas tierras onubenses, en la que aún estamos a pesar del incipiente fresco (que no frío) con que comienza a despertar el otoño.

Mañana publicaremos un artículo de Pólux titulado "La 'crisis de los refugiados'", sobre un tema, como veis, de actualidad. En él encontraremos algunas reflexiones sobre el tema de los refugiados y el cierre selectivo de fronteras en la Unión Europea. Se trata de opiniones y reflexiones sobre las que podréis hacer los comentarios que creáis oportunos.

Os esperamos mañana con dicho artículo, y si el fin de semana no habéis tenido ocasión de ver Obtentalia, os remitimos a la entrada del sábado, en la que Prometeo, nuestro colaborador en temas de cine, nos comenta dos películas, "La visita" y "Mama", y a la entrada del domingo, en la que nuestro colaborador musical, Francisco García Navarro, nos presenta otro ejemplo de rock progresivo.

Buen día y hasta mañana.

Por Pólux.


lunes, 2 de noviembre de 2015

MÚSICA: "MATEMAATIKON LENTONÄYÖS".


En este día de fiesta os voy a dejar una canción editada en 1977, compuesta por el músico finlandés Pekka Pohjola (fallecido en 2008), y perteneciente a su disco "Keesojen Lehto", que lleva por título "Matemaatikon lentonäyös".

Se puede calificar esta canción, dentro de las limitaciones que imponen las clasificaciones, como rock progresivo, del que ya hemos hablado en varias ocasiones en este blog.

Dicho álbum salió al mercado con varios nombres distintos. Uno de ellos se atribuía, y así lo ponía en su portada, a Mike Oldfield y su hermana Sally Oldfield, quienes intervienen en muchas canciones (no en todas). De hecho en esta canción podemos escuchar el inconfundible sonido de guitarra de Mike Oldfield.

Pekka Pohjola intervino a su vez como bajista en algunos discos de Mike Oldfield, aunque sus colaboraciones estuvieron  sometidas a imperativos de las casas discográficas.

Estamos frente a una gran canción, de algo más de 7 minutos, con un motivo que vertebra la canción y unas escalas magistrales. Sin duda requiere varias buenas audiciones para "sacarle todo el jugo".

Aquí os dejo un vídeo de YouTube que da soporte al audio.




Por Francisco García Navarro.



domingo, 1 de noviembre de 2015

PELÍCULAS DE CINE: "MAMA" Y "LA VISITA"


COMENTARIOS DE CINE.
Por Prometeo (01-11-2015)


"LA VISITA". Este tipo de películas de terror-intriga-miedo siempre crea grandes expectativas por el efecto que nos pueden llegar a producir. Dos hermanos, un niño y una adolescente, va a visitar a unos abuelos a los que no conocen para pasar unos días con ellos. Lo que al principio parecen rarezas de los abuelos se van tornando en hechos intrigantes para acabar en hechos terroríficos. El planteamiento parece atractivo, pero luego la película defrauda un poco. Más de la primera mitad de la película transcurre entre algunos actos "excéntricos" de los abuelos y los diálogos, insulsos e intrascendentes, de los dos hermanos. No sé por qué la industria del cine estadounidense suele tratar los diálogos entre niños (o jóvenes) como si de adultos se tratara. La profundidad y madurez de un personaje joven no se consigue con un diálogo impropio de su edad.
Película que defrauda y que tan sólo en los momentos finales consigue atraer la atención del espectador, y ello a pesar de determinadas escenas que, en pleno momento dramático, casi mueven a la risa. Yo la recomendaría sólo para incondicionales del género.


"MAMA". Nueva película de Julio Médem (director, productor y guionista), en la línea de este siempre interesante director, en la que introduce su simbología, mezclando realidad con sentimientos en un montaje también siempre interesante. Historias de amor, desamor, dolor y superación suelen ser constantes en su cine, y en esta película no es menos. Nos cuenta una historia tan cotidiana y habitual y tan proclive al melodrama más insufrible (mujer con un hijo que lucha por superar un cáncer de mama) que se podría dudar que Médem sacara adelante esta historia con buen pie. Pues lo hace y con nota, con la ayuda de unos actores a los que sin duda sabe dirigir. Luis Tosar como siempre creíble y metido en el papel (en un registro lleno de amor y ternura poco habitual en sus trabajos), Penélope Cruz en un difícil punto exacto que evita el melodrama fácil, efectista y lloricón a pesar de la historia, y un Asier Etxeandía sobre el que gira parte de la historia, en el papel de médico implicado más allá de lo que requiere su función, demostrando su capacidad interpretativa y regalando su voz en algunas canciones.
Película emotiva, con los toques que caracterizan a su director, y a la que, de todas forma, hay que ir provisto de una buena colección de pañuelos, pues la historia no deja indiferentes nuestros sentimientos y emociones. Agradable de ver a pesar del tema, muy sensual y con mucho amor, superación y perdón. Mi recomendación particular es que hay que ir a verla.