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sábado, 24 de enero de 2015

DIALÉCTICA HEGELIANA EN LAS FOTOGRAFÍAS DE CARLOS GARCÍA.


¡Cuánto nos sugiere la fotografía de hoy de nuestro colaborador Carlos García!

Pulsar en la foto para aumentar de tamaño (Autor: Carlos García)

Los barcos salen a faenar al anochecer. La mar calma invita al sosiego y la reflexión tras la agitación del día. La oscuridad en ciernes oculta las culpas del día, como la mar, otra vez calma, borra las ondas que cada barco deja en ella al transitarla. Pero las ondas no se pierden, pues así como cada gota de agua, imperceptible en la inmensidad del océano, forma parte de él y contribuye a su esencia, cada honda horadada detiene el mar en el clímax de un suspiro...

Carlos juega de forma sorprendente con las sombras y la oscuridad amparada por un sol siempre presente en sus fotos (en este tipo de fotos). No puede dejar de hacerme pensar en la famosa e influyente tríada dialéctica de Hegel, su concepción de la realidad y explicación de cómo acontece el conocimiento a partir de lo inmediato entendible (tesis), su negación o contradicción (antítesis) y la totalidad alcanzada por la razón en la superación de esa contradicción (síntesis).

He de reconocer que la filosofía hegeliana, a pesar de su gran influencia y su originalidad explicativa, nunca fue "santo de mi devoción". Pero tampoco viene eso al caso. Lo cierto es que en las fotografías de Carlos, como la que os presento hoy y la que os presentaré mañana domingo, con su característico juego de luces y sombras, me parece factible aplicar la dialéctica hegeliana. Veámoslo tomando como ejemplo la fotografía de hoy.

El sol es la referencia más inmediata (TESIS), el primer momento, lo que define el inicio de la comprensión de la fotografía, pues produce el colorido y juego de sombras tan especial. Se muestra nítidamente a nuestra comprensión, aunque entendemos que la totalidad de la fotografía no se reduce a la presencia del sol.

Entendemos en un segundo momento que, consecuencia del brillo del sol, aparecen las sombras y la oscuridad (ANTÍTESIS). Es decir, a partir de la razón llegamos a la contradicción del primer momento, pero consecuencia de él mismo. La fotografía empieza a cobrar sentido en el juego de sombras, en los tímidos brillos que el sol produce en un mar oscuro. Sin el sol no habría oscuridad. El sol no ilumina los barcos, ni los hace visibles, ta sólo muestra de soslayo una realidad que no pretende ser el tema central.

Por último, en un tercer momento, el significado total se alcanza al superar la mera contradicción entre el sol y las sombras, los elementos que conforman la fotografía, y comprender ésta como un todo, cuya finalidad no es sol, ni las sombras, sino el sentimiento y las sensaciones que ese todo nos produce (SÍNTESIS). El significado más allá de la pura inmediatez de los elementos que forman la fotografía ha sido alcanzado por la razón.

Sólo he tratado de hacer un ejercicio distinto, éste de aplicar a la fotografía un concepto filosófico (en nada tienen que estar reñidos), teniendo en cuenta el especial uso del brillo y las sombras en la fotografía de Carlos, sin más pretensiones. Al fin y al cabo la fotografía no es más que una expresión más de la razón humana.

Y mañana domingo más.

Por Pólux.

viernes, 23 de enero de 2015

¿TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR?


Todo tiempo pasado fue mejor. Creo que es una visión engañosa de la realidad. Nadie debería negarse el futuro de forma tan categórica. Pero es la elección de cada uno.

Todo tiempo pasado fue mejor. ¿Por qué? Que alguien me dé una razón que no sea la añoranza.

Por Pólux.

jueves, 22 de enero de 2015

RESFRIADOS: CÓMO HACER EL AGOSTO EN INVIERNO.




Me desmorono. Mi reino por curar un resfriado mal curado. Qué cosa más tonta esta del resfriado (salvo complicaciones). Te duele todo, estás hecho una piltrafa, pero no pasa nada, sólo hay que transitar por las fases que un virus se empeña en hacernos pasar. Y es que contra un virus no hay nada que hacer. Hemos llegado a la Luna, hemos sondeado recónditas simas marinas, hemos coronado cimas montañosas, la técnica hace maravillas, pero un virus no hay quien lo domine.

Pero lo más curioso es el montaje económico que grandes farmacéuticas tienen montado con los resfriados. Hablo por mí. No me gasto ni un euro más en medicamentos que no me sirven para nada. Ni elaboradas fórmulas contra los síntomas ni remedios naturales, ni antitusivos ni expectorantes ni antigripales. Cuando has pasado el resfriado te has gastado 15 ó 20 euros (de ahí para arriba) probando medicamentos que no sirven para nada. ¡Lo que yo me ahorro en resfriados! Si de todas formas voy a estar fatal, prefiero estarlo y tener dinero para ir al cine, echarle gasolina al coche o tomarme unas cervecitas. Y cuando la cosa se pone muy mala, un "chute" de codeína y "palante" (¡ojo!, cuidado con eso que hay que ser responsable), es lo único que de verdad sirve, lo demás es el negocio de la temporada de invierno de algunas grandes empresas, que a base de una publicidad como siempre engañosa (hasta mentirosa diría yo) hacen su agosto. Lo tienen todo estudiado: unos medicamentos de precios asequibles para la mayoría, entre 5 y 10 euros, y muy diversificados, para llegar a toda la población. El negocio está asegurado, la efectividad no, al menos para mí. Júzguenlo por ustedes mismos.


Por Pólux.

miércoles, 21 de enero de 2015

INVISIBLE AL SISTEMA.


El sistema nos ampara igual que nos reprime. Nada escapa al sistema que hemos creado, salvo lo ínfimo y despreciable, como los últimos decimales de una larga serie.

El único escondrijo es parecer invisible, no causar ni la más leve onda en el estanque que sirve al sistema, prácticamente no ser.

No sé que es mejor, si luchar por un lugar propio y sometido o por pasar totalmente inadvertido. Lo primero parece más razonable, lo segundo más deseable.

Aún no sé qué hacer...

Por Pólux.

martes, 20 de enero de 2015

RENFE: ¿TRANSPORTE PÚBLICO O CÓMO LUCRARSE CON EL PÚBLICO?


El abuso de las grandes compañías es indignante, más por la indefensión del usuario frente a él que por el coste en tiempo y dinero que suponen. Sólo pondremos una pinceladas como ejemplo. Entre esas grandes compañías están incluidos, por supuesto, los Bancos, pero a esos ya les dedicaremos un espacio aparte.

Los trenes de cercanías, gestionados por Renfe, son un claro ejemplo. Si yo pago por un billete a una hora determinada, ¿por qué no tiene responsabilidad alguna cuando hay un retraso y no cumplen su parte del trato? Seguramente, pues no lo sé a ciencia cierta pero lo doy por supuesto, en la letra pequeña del contrato que implica la compra de un billete, Renfe se guardará las espaldas en esos casos. Pero, ¿por qué hemos de ser siempre los usuarios los perjudicados? Oiga, que el tren llega tarde y muchas veces ni lo anuncian, que cambian de vía y lo dicen en el último minuto (y todos corriendo como posesos a cambiar de andén). Si llego tarde al trabajo por culpa del tren es mi problema, pero ellos te cobran el billete como si hubiera llegado a su hora. ¿Qué hoy día son pocos los retrasos?, sí, pero los hay, lo puedo asegurar de primera mano. Si por lo menos tuvieran la vergüenza de dar explicaciones cuando hay problemas..., pero es que encima tratan al usuario con la punta del pie. Eso sí, a los usuarios del AVE los agasajan, pues les interesa esa publicidad

Y siguiendo con Renfe, ¿cómo puede ser que un billete de ida y vuelta en cercanías valga lo que vale?  Hablamos de cercanías, un trayecto que debiera ser económico y que es para Renfe muy rentable. Para un mismo recorrido de cercanías en tren y en automóvil, un abono mensual de ida y vuelta (el más barato), me cuesta prácticamente igual que la gasolina del automóvil. Vamos a poner que la gasolina me costara algo más. Resulta entonces, en el caso más desfavorable, que dos personas en automóvil pueden llegar a ahorrarse cada uno un 40% sobre el valor del billete mensual según mis propios cálculos (basados en lo que me cuesta el billete mensual y lo que he gastado en un mes en gasolina cuando he usado el automóvil). ¿Dónde está la rentabilidad del tren de cercanías para el usuario? Es rentable para Renfe. ¿Por qué, entonces, se usa tanto el tren de cercanías?, podrán preguntarse. Principalmente por no coger el automóvil en carretera, con el riesgo que ello siempre supone, e ir cómodamente al trabajo leyendo un rato. Pagamos entonces comodidad, no rentabilidad. Yo creía que el tren de cercanías tenía vocación de transporte público, y lo es, sin duda, pero con la superior vocación de lucrarse por encima de todo.

Por Pólux.

lunes, 19 de enero de 2015

UN DURO CAMINO.


Duro es el camino. Y lo es por la desesperanza que provoca saber que nunca llegaré. Solo hay camino, sin vuelta posible y sin más futuro que seguir siéndolo.

Pero hay un camino más duro aún, el de quien ha de recorrerlo con la incomodidad  y la desdicha de no poseer lo básico para hacerlo más llevadero, el de quien se moja cuando llueve, el de quien pide y no recibe, el de quien implora y es pisoteado.

Nuestro camino es duro, pero hay un camino más duro aún del que no queremos saber nada.

Por Pólux.

domingo, 18 de enero de 2015

ARTÍCULO DE PÓLUX Y FOTOGRAFÍA.


Nuestros dos platos fuertes de hoy, y diría que de toda la semana, son el artículo de Pólux, y la fotografía de hoy de nuestro colaborador Carlos García. Y dado que Pólux escribe estas entradas diarias y el artículo es suyo, me ha pedido a mí, Castor, que escribiera esta entrada. 

En su artículo, "MATERIALISMO Y REDUCCIONISMO EN LA CIENCIA", Pólux habla de forma general del materialismo y el reduccionismo desde el punto de vista del método científico, aunque amplía la visión englobando su parecer sobre la filosofía, la religión y las creencias paranormales. Con un toque a la vez humanista y científico, aunque sin duda desde su particular forma de ver el asunto, veo en sus palabras las tesis que tantas veces hemos discutido en nuestras tertulias sobre la religión y la fe, y tanto nos han ayudado a conformar y consolidar nuestras creencias. Se aleja de radicalismos ideológicos y adopta una postura moderada, aunque como ya sabemos, siempre lejos de la religión. Estoy seguro de que no os defraudará su lectura, pues a pesar de que yo no comparto sus ideas sí reconozco su coherencia y realismo, así que no dejéis de leerlo. Tenéis el enlace al artículo en el título del mismo antes escrito y en "Últimos contenidos".

Y en cuanto a la foto, ¿qué decir? Una maravilla de composición. A la izquierda el sombreado de las nubes, el brillo de las nubes que están sobre el Sol, la sombra que los rayos del Sol producen en el cielo al pasar sobre las nubes, el horizonte oscurecido, el degrado del color de fondo, la asimetría (el sol a un lado) que permite tanto juego... Todo ello transmite unas fuertes sensaciones en su visionado. Hacer buenas fotografías está al alcance de muchos, elevarlas a la categoría de arte es una cuestión compleja bien distinta y difícil de conseguir. En este caso creo sinceramente que Carlos lo ha conseguido. Nuestra felicitación a Carlos García por su trabajo y nuestro agradecimiento por querer compartirlo en Obtentalia.

Por Cástor.

ARTÍCULO: MATERIALISMO Y REDUCCIONISMO EN LA CIENCIA.


MATERIALISMO Y REDUCCIONISMO EN LA CIENCIA.

Por Pólux (18 de enero de 2015).

No es la intención de este breve artículo hablar de las distintas concepciones filosóficas del materialismo y el reduccionismo (sobre lo que podrán encontrar mucha información en internet), ni desgranar el materialismo científico propiamente dicho. Tan sólo me voy a referir al materialismo y al reduccionismo en un sentido amplio y aplicado particularmente al método científico.

Definiremos, pues, el materialismo como la corriente de pensamiento que entiende la materia, la realidad física observable y cuantificable, como la esencia primaria de todo, como aquello que está en la base tanto del mundo material como del mundo espiritual, entendiendo por éste la conciencia, el pensamiento y aquellas manifestaciones que no parecen tener un correlato material directo. El materialismo, definido de esta forma genérica, entendería, pues, que la naturaleza, la esencia y el origen del alma, por ejemplo, se encuentra y se explica a partir de la materia que forma nuestro cerebro, o que el amor surge en las redes neuronales cerebrales. En contra de esta concepción está el idealismo.

En cuanto al reduccionismo, lo podríamos definir de forma genérica diciendo que es la corriente de pensamiento que postula que el método para conocer y entender la realidad es el estudio de sus partes. En contra de ello se encuentra el holismo, que postula que el todo es algo más que las partes que lo componen. Por ejemplo, un concepto holista en Biología consideraría que un ser vivo no puede comprenderse en su totalidad en función de sus componentes químicos.

La ciencia, con su método, es la que nos ha llevado al progreso y desarrollo actuales. Eso lo creo incuestionable. A quienes creemos en el método científico como única forma de conocimiento válida para intentar comprender el mundo, se nos suele tachar de materialistas y reduccionistas. Mucho de cierto hay en ello, pero bien entendido, pues suelen usarse esos dos calificativos más como una ofensa que como argumentos.

El materialismo de la ciencia forma parte de su misma esencia, pues su objeto es aquello que puede medirse y cuantificarse, aquello que es susceptible de ser observado bajo parámetros controlados. Pero este materialismo no es una reducción, es una definición. Nada afirma la ciencia de lo que no es su objeto, simplemente porque no puede aplicarle su método. Esa es una postura coherente. Lo que no es coherente es afirmar cosas sin más base que la pura subjetividad y la imaginación. ¿Quién nos asegura que lo que afirma alguien sobre un espíritu que le persigue es algo real, si la única garantía para creerlo es su palabra (subjetividad) y su capacidad para explicárnoslo (imaginación)? Seguramente habréis leído el libro o visto la película "El Señor de los Anillos",  que recrea un mundo complejo donde casi todo es posible, con una indudable coherencia interna atendiendo a sus leyes propias (prácticamente esa es la definición de un sistema cerrado). ¿Qué diferencia esa película de ciertas creencias filosóficas, religiosas o construcciones paranormales y del más allá que afirman la existencia de todo un mundo diferente al material del que nos dan hasta sus características (por ejemplo los atributos de Dios o las características y formas de manifestarse un espíritu), y del que nos aseguran tener experiencia, pero del que yo jamás he tenido experiencia alguna? Voluntad, a eso entiendo que se reduce todo, voluntad de creer o no creer, pura relatividad. La ciencia, sin embargo, no depende de la voluntad. Limitada lo que se quiera, lo que describe puede se experimentado por todos.

El reduccionismo de la ciencia también forma parte de su misma esencia, pues sólo puede conocer aquello que viene definido como su objeto (lo medible y cuantificable), y éste es reducible a sus partes como método de trabajo. De lo que no puedo conocer, simplemente no puedo hablar, pero no creo un sistema ideal y arbitrario para explicarlo (religión, mundo de los espíritus). Puedo vivir perfectamente sin explicar todo lo que me rodea, con dudas y limitaciones. ¿Por qué hemos de explicarlo todo si no podemos? Intentarlo es lícito, es más, creo que es hasta necesario, pero no lo es para mí ir más allá sin más prueba que mi voluntad para creer.

Estoy un poco cansado de la vieja discusión sobre si Dios sí o si Dios no, a pesar de haberla tratado tanto en este blog, porque jamás he avanzado un ápice en mis ideas o en mis discusiones con quienes no piensan como yo, como ellos tampoco lo han hecho.

La ciencia sí es un asidero, un asidero real, limitado, pequeño, incompleto..., como se quiera, pero un asidero real. Lo demás son intenciones, deseos y voluntades, muy bonito seguramente, muy esperanzador seguro, pero un asidero para quien no necesite más que creer. Yo necesito realidad, ver y tocar, tropezar y sentir, son mis premisas. Si eso es materialismo y reduccionismo así también me manifiesto yo. Se me podrá decir que esa es mi voluntad, como lo es igualmente la de creer en el más allá. Y es cierto. Al fin y al cabo eso es lo que yo postulo, que las voluntades para creer una y otra cosa están a la misma altura sin preeminencia de ninguna de ellas. La elección por tanto es lícita, y yo elijo creer en el método científico por las razones expuestas en estas líneas. Lo que no acepto es la aseveración de mis amigos religiosos de que su elección está por encima, porque les explica o les llena más. También a mí me llena más mi elección.

A pesar de todo, la ciencia, con su método, ha sido capaz de mostrarnos y describirnos mundos ocultos a la vista, tan fantásticos que llegan en mucho a ser contrarios a nuestra intuición, como podría ser el antes aludido "El Señor de los Anillos". Esos mundos son, por ejemplo, la cosmología o la mecánica cuántica. Ninguna experiencia tenemos de esta última (según conocemos sólo opera a nivel microscópico), por tomarla de ejemplo, pero la ciencia nos ha mostrado su existencia real sin dudas, con la objetividad del experimento y de la técnica aplicada. Y ejemplo de esa realidad son los actuales transistores y microprocesadores usados en los ordenadores, los nuevos materiales semiconductores y superconductores, o la cirugía láser o la exploración radiológica tan usada hoy en medicina, nada de lo cual podría haberse elaborado sin el conocimiento aportado por la mecánica cuántica.

Las concepciones materialista y reduccionista aquí expuestas de forma general tienen implicaciones más extremas (materialismo radical y reduccionismo radical), y sus detractores aducen, de forma también general, que no explican toda la realidad. Y considero que es cierto. Por ello creo que ambas concepciones son métodos de trabajo válidos que han dado grandes frutos, y que sus limitaciones son las mismas que las de todo sistema que intenta comprender y explicar totalmente el mundo, las de no conseguirlo. Es posible que el reduccionismo científico no explique la vida, pero ha ayudado a comprender mucho sobre ella. No creo que el creacionismo, la filosofía y la religión realmente expliquen más de forma indudable, tan sólo son sistemas idealistas cerrados que explican toda la realidad bajo unos parámetros predefinidos, es decir, es como una explicación "a la carta". No quiero ser injusto simplificando excesivamente la vieja discusión, pero en esencia es lo que creo. En cuanto a la ciencia y sus métodos, pienso que debe conformarse con explicar sólo lo que explica, sin intentar ir más allá afirmando que todo lo que existe sólo puede ser válidamente explicado por ella. Es una afirmación demasiado categórica, que yo reduciría diciendo que el único método válido de conocimiento que tenemos es el científico.

Los límites del conocimiento están ahí, y es el espacio en el que sobreviven la filosofía y la religión. Tal vez debiéramos intentar ser capaces de vivir con las dudas y la incertidumbre que esos límites provocan.

La discusión que en términos generales he tratado aquí, da evidentemente para mucho más, y las implicaciones que cada postura conllevan van mucho más allá de lo referido. Tan sólo he intentado esbozar tales posturas y mi parecer sobre ellas. Nada más.