Bienvenidos a Obtentalia. Seguimos en primavera, sumidos en esta estación de altibajos, zozobras y alteraciones, un tópico que tiene bastante de verdad. Y es que es cierto que a muchas personas nos afecta de una forma especial, a veces mejor y a veces peor, pero siempre especial.
Hoy os presentamos una nueva colaboración de Helena de Troya. Inicia hoy una serie de su personaje Mari Cruz, de la que os presentamos hoy su primera entrega, titulada "El colegio". Estamos seguros de que os gustará su forma de tratar a Mari Cruz. Esperamos vuestros comentarios con vuestra opinión. La podréis leer en la entrada inmediatamente anterior a ésta, en su página "Las fábulas de Helena de Troya" (junto con sus demás colaboraciones) o en el enlace que tenéis en los títulos del lateral izquierdo del blog, bajo la foto de cabecera.
Os recordamos, como ya hicimos ayer y como además os anunciábamos en los títulos al efecto, que mañana tendremos nuevo artículo y nueva fotografía de Adonis.
A veces el cansancio y la pesadumbre por llevar una vida previsible y estandarizada se apodera de nosotros. En ese estado no suelo ser acertado tomar decisiones, pero es que es en esos momentos cuando nos urge tomarlas. Nos dicen tantas cosas ... Sólo debiéramos escuchar aquéllas que vinieran de quien sabemos que nos quiere bien, las demás son dardos envenenados e interesados, a veces conscientes y otras no, pero nada bueno.
A veces tenemos una visión clara de lo que sucede a nuestro alrededor, entendemos de forma clarividente cuál es el lugar y la importancia de cada pieza del ajedrez de nuestra vida, pero esa claridad no suele transmitirse a nuestra toma de decisiones y a nuestra manera de actuar. Nuestra debilidad nos impide poner en su sitio a personas que constantemente intenta hacer eso con nosotros. ¿Cuándo nos levantaremos y daremos ese golpe tan necesario en la mesa? Si lo pensamos advertiremos que en algunos momentos de nuestra vida ya lo hemos dado.
A veces estamos tan cansados de los demás ... Y no es culpa de ellos, sino de nosotros, incapaces de poner límites y de decidir hasta dónde nos van a importar las cosas y los demás. Debemos ser generosos pero no necios, agradecidos pero no serviles, respetuosos pero no débiles ..., en definitiva, debemos ser nosotros mismos y no los demás.
Por Cástor y Pólux.