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sábado, 29 de junio de 2013

INTRODUCCIÓN. DISTANCIAS ASTRONÓMICAS Y LOS CASOS DE PÓLUX.

Bienvenidos una vez más al fin de semana de Obtentalia. Esperamos que los contenidos de este fin de semana os distraigan y también os hagan pensar un poco. Nosotros sólo proponemos, lo demás es elaboración vuestra.

Antes de hablaros de contenidos queríamos contaros lo que nos hizo pensar anoche la visión del cielo, tan nítido y estrellado. Parecía que podíamos tocarlo con la mano, como si las distancias fueran una ilusión, pero más bien al contrario, la ilusión era nuestra propia percepción. Y es que las distancias astronómicas son ingentes y en muchos casos inimaginables.

Se nos ocurren dos ejemplos. El primero muy cercano. El objeto astronómico más cerca  de la Tierra es la Luna. Su distancia no es fija, pero su variabilidad tampoco es muy acusada, así que podemos tomar un valor medio, alrededor de (385.000 kilómetros). Ahora imaginemos que tenemos un automóvil deportivo y que salimos desde la Tierra hacia la Luna en línea recta, a una velocidad constante de 200 kilómetros por hora. No es la velocidad máxima que alcanza un "Fórmula 1" pero es una más que aceptable velocidad de crucero para un viaje en coche. ¿Cuánto os imagináis que tardaríamos en llegar?, ¿horas?, ¿días?, ¿meses? Más de dos
meses y medio, no llegaría a tres. ¡Y es el objeto más cercano al que podemos ir!

El segundo ejemplo es también cercano, aunque no tanto. Nuestra vecina galáctica, Alfa Centauri, es la estrella más cercana a  nosotros (aproximadamente 4,2 años luz). Llegar a ella en nuestro deportivo a 200 kilómetros por hora nos llevaría ... aproximadamente 8.750 millones de años, casi el doble de la edad que tiene nuestro planeta Tierra (4.500 millones de años, aproximadamente). En las naves espaciales más rápidas de que dispone el hombre tardaríamos en llegar a Alfa Centauri unos 60.000 años. ¡Y la tenemos ahí al lado!

¡Qué decir de las distancias entre galaxias, o entre grupos de galaxias! Ahí ya se pierde el sentido de la distancia.

Y volviendo a lo más cercano, a Obtentalia en nuestro caso, hoy no podéis perderos lo que nos cuenta Pólux. No tiene nada que ver con filosofía, ni religión ni con cuestiones trascendentes. Nos cuenta cuatro casos reales en los que se interpreta una orden o una indicación tan literalmente que lo que se hace para cumplirla es ... digamos poco ortodoxo por llamarlo de alguna manera. Se titula "Órdenes demasiado literales". Lo tenéis tras esta entrada y en su página.

Mañana intentaremos poder presentaros una canción algo especial de Orfeo. Llevamos ya tiempo detrás de él para que nos deje presentarla en Obtentalia. De hecho nos gusta tanto que se la regale a Obtentalia y le ponga ese nombre. Pero no sabemos bien por qué no acaba de parecerle bien. Mañana sabremos finalmente si accede o no.

Justo hace un año hablábamos de la posible sintonía de Obtentalia. Mañana diremos algo más sobre esto. Mientras podéis ver lo que escribíamos sobre eso en "Hace un año ..."

Y como fotografía de cabecera, y para relajarnos un poco, os dejamos la de una playa tranquila y solitaria, justo lo contrario de cómo estarán las playas este fin de semana.

Hasta mañana, si el tren que siempre nos trae quiere de nuevo hacer el trayecto.

Por Cástor y Pólux.

ARTÍCULO. "ÓRDENES DEMASIADO LITERALES", POR PÓLUX.

“ÓRDENES DEMASIADO LITERALES”
Por Pólux (29-06-2012)

Suele decirse que la realidad supera la ficción. Y es que hay sucedidos que por más exagerados que parezcan son reales.

Voy a contar cuatro sucedidos de ese menester, que no es que estén basados en hechos reales, es que son hechos muy reales, lo que puedo asegurar porque estaba presente en todos ellos.

Creo que la razón por la que sucedieron es simple. El lenguaje está lleno de matices, ambigüedades y giros creados cuyo significado no es la literalidad de sus palabras. Sucede más claramente en el argot de alguna profesión o actividad, donde hay palabras que no tienen su significado habitual. El desconocimiento del argot, o no captar en un momento dado el matiz con el que se expresa algo unido al desconocimiento sobre eso que se expresa, hace que interpretemos algunas palabras en su literalidad cuando lo que quieren decir es algo distinto.

Vamos a ver ahora esos cuatro casos en los que se da esa interpretación férrea del lenguaje (y algo de desconocimiento sobre lo que se está haciendo).


CASO 1. Orden directa: "¡Vete corriendo!".

Este caso sucedió hace ya bastantes años, y se contó en una introducción de Obtentalia, por lo que voy a reproducirlo ahora aquí tal como se hizo en esa introducción.

"Recuerdo aquella mañana soleada de verano en la costa onubense. Habíamos salido a dar un largo paseo en bicicleta. Nos dirigimos a una zona sombreada de pinos y eucaliptos, que en invierno se convertía en un humedal cuando la lluvia arreciaba.

No era la primera vez que íbamos por allí. Recuerdo lo que de lejos parecían unas cajas de color claro. En realidad eran panales, y sabíamos que estaban allí, pero siempre pasábamos sigilosamente a una distancia prudencial. A veces se escuchaba el zumbido combinado de las miles de abejas que debía haber.

Esa mañana vi un hombre entre las cajas, ataviado con esa extraña vestimenta que les protege de las picaduras. Pasamos sin problemas, pero a la vuelta la situación varió. Habíamos pasado ya la altura de las cajas cuando de pronto sentí un fuerte picotazo. Ella, que venía detrás mía, me dijo al momento que algo le había picado. En un momento nos vimos rodeados de abejas.

Lo mejor era salir de allí cuanto antes, y aumentar la marcha de las bicicletas era lo mejor. Así que mientras empujaba con fuerza los pedales y sentía un nuevo picotazo en la espalda le dije a ella: "corre, corre, sal corriendo". En ese momento miré hacia atrás sin dar crédito a lo que veía. Ella, interpretando mis palabras en toda su literalidad, se había bajado de la bicicleta, la había dejado tirada en el camino y venía corriendo hacia mí rodeada de abejas.

Le grité que corriera pero con la bicicleta. Se volvió, se montó y empezó a pedalear hacia mí.

Finalmente nos volvimos a casa sin más ganas de paseo, yo con tres o cuatro picotazos y ella con cinco o seis, si no más. A veces pienso que pocos picotazos fueron para las abejas que había.

Luego me explicaba que era tal la confianza y la seguridad que tenía en mí, que a pesar de las abejas, al escuchar que le dije que saliera corriendo ella lo hizo. Y es que hasta unos picotazos de abeja pueden convertirse en un halago, aunque por otro lado me sentí responsable de su decisión de bajarse de la bicicleta."


CASO 2. Orden directa: "Ponme un huevo bien frito".

Este caso le sucedió a un amigo muy cercano, siendo aún muy jóvenes, bueno, y a mí también, que fui quien tuvo que comerse el huevo frito.

Yo apenas tenía experiencia en la cocina, pero como veréis ahora mi amigo tenía menos aún, aunque lo suplía con su atrevimiento, o mejor dicho con su desconocimiento. Nos habíamos quedado solos en mi casa un fin de semana. Mis padres no querían dejarnos pues, entre otras cosas (creo que no se fiaban mucho de nosotros, cosa normal por otro lado), no había comida preparada y decían que no sabíamos hacer nada. Les convencimos de que una tortilla o un huevo frito lo hacía cualquiera y que con eso tendríamos bastante para el fin de semana (nos hubiésemos quedado sin comer por tal de estar solos ese fin de semana).

Y llegó la hora de comer. Mi amigo dijo que él haría un huevo frito. No sé cómo conseguimos abrir la cáscara sin romper la yema, toda una proeza más debida a la suerte que a la maña. Pero al menos le dio confianza a mi amigo. Le dije que yo lo quería bien frito. Mi amigo comenzó a freírlo con el aceite tan frío que aquello no reaccionaba. Entonces abrió al máximo el fuego del quemador. Al poco cogió temperatura y se asustó cuando vio como saltaba el aceite y le salían pompas a la clara por todos lados. Pero en vez de bajar un poco el fuego (pura lógica), ni corto ni perezoso cogió la espumadera, se la metió por debajo al huevo y le dio la vuelta con muchísima dificultad. Yo empecé a reírme, pues aunque nunca había frito un huevo sí había visto hacerlo (se ve que él no). Justificándose me dijo: "¿no lo querías muy hecho?".

Pero el mérito fue mío, por comerme aquella cosa refrita. Aquel huevo frito no tenía parte de arriba ni parte de abajo, ni se distinguía la yema de la clara. Finalmente hay que reconocer que freírlo, lo frió.


CASO 3. Orden directa: "Cuando acabes de limpiar el suelo dale a la mesa".

En esta ocasión fui yo el pardillo. Tendría 11 ó 12 años, y unos tíos me habían llevado, junto con un hermano, a un "bungalow" que tenían junto a la playa, con piscina y césped, todo un deleite para dos niños ávidos de diversión. Por la mañana, después de pasar la primera noche, mi tía nos puso a limpiar, "tenéis que ayudar", nos decía. Aunque no nos hacía gracia no nos podíamos negar, era el precio que había que pagar por aquel fin de semana de diversión.

A mi hermano le puso a quitar el polvo con un trapo, y a mí a limpiar el suelo con un cepillo de barrer. Me dio las siguientes instrucciones: "Cuando acabes de limpiar el suelo dale a la mesa". Mi hermano y yo queríamos agradar a nuestros tíos, así que, a pesar de no gustarnos empezamos a limpiar intentando hacerlo lo mejor posible. Yo me esmeré mucho, por eso no entendí el enfado de mi tía y los gritos que me dirigió: "pero, ¿qué haces?, ¿cómo se te ocurre?, valiente guarrería". Hice lo que me dijo, después de darle al suelo le di a la brillante y pulcra mesa del salón, donde comíamos, con el cepillo de barrer el suelo. ¿Acaso no hice lo que me dijo?

Mi falta de experiencia en la limpieza del hogar sólo estaba a la altura del conocimiento de mi amigo friendo un huevo. Así nos pasó lo que nos pasó.


CASO 4. Orden directa: "Trae un poco de hierbabuena de la que hay plantada abajo para echársela a la sopa".

Este último caso sucedió apenas hace unos meses. Estaba en casa de unos amigos, que tienen un hijo que por cierto no es ningún niño, y lo digo para que no se achaque su desconocimiento a su inexperiencia.

Íbamos a almorzar una sopa calentita a la que le pegaba mucho unas hojitas de hierbabuena. Ya sentados en la mesa se advirtió que no había yerbabuena, y entonces esa amiga le dijo a su hijo que fuera al jardín, donde tenía plantada esa hierva aromática, y trajera un poco para echársela a la sopa. Sin muchas ganas el hijo fue. Al poco volvió, y diciendo “aquí está”, dejó sobre la mesa dos o tres plantas completas arrancadas de cuajo, con sus raíces llenas de tierra oscura. Sólo le faltó haberlas echado, con raíces, tierra y todo, en la sopa.

Era evidente que no sabía que con arrancar unas hojas a la planta era más que suficiente. Hubo que explicárselo.

viernes, 28 de junio de 2013

INTRODUCCIÓN. CARÁCTER Y CAMBIO.

Pensamos que el carácter de la persona, que la define singularmente, le es principalmente dado. La capacidad de modificar el propio carácter es parte de él mismo.

Hay personas con más voluntad que otras, y se habla de que la voluntad puede conseguirse si no se tiene. Pero hasta esa capacidad creemos que nos viene dada.

Por supuesto que uno puede modificar muchos aspectos del carácter, y hasta aumentar la capacidad de voluntad, pero pensamos que los márgenes para ello son muy limitados, y que esos límites los marca el carácter.

Podemos crear, pensar, desarrollarnos, modificar ciertos aspectos, pero no podemos cambiar el núcleo vital que nos hace ser como somos.

A veces parece que hay personas que cambian, pero en realidad lo que hacen es suprimir aspectos negativos o desarrollar otros que estaban ahí, latentes, aletargados.

¿Qué sentís vosotros?, ¿cuál es vuestra experiencia de todo ello?

Por Cástor y Pólux.

jueves, 27 de junio de 2013

INTRODUCCIÓN. ¿CÓMO ES LA REALIDAD?

¿Cómo es la realidad? ¿Es como la vemos o sentimos? Nuestro conocimiento de la realidad está limitado a nuestra capacidad para percibirla. Los cinco sentidos de los que tradicionalmente hablamos no abarcan la realidad en su totalidad.

Por ejemplo la vista. Nuestros ojos sólo son sensibles a una pequeña franja del espectro electromagnético existente. Si todo ese espectro estuviera representado por las teclas de un piano, la capacidad de nuestros ojos estaría limitada a tocar tres o cuatro teclas. Pero ese poco nos sirve para conocer la realidad la suficiente como para interactuar con ella y poder desenvolvernos.

Nos adaptamos al mundo conforme a nuestra forma de conocerlo, lo que es suficiente para virvir en él. El conocimiento científico trata precisamente de intentar conocer aquéllo de lo que no tenemos un conocimiento directo. Los átomos o el universo son ejemplos de esa conquista.

Y volvemos a preguntarnos ¿Cómo es la realidad? No lo sabemos, sólo conocemos nuestra realidad, aquélla de la que tenemos experiencia. En verdad, si no podemos conocer la realidad más que bajo nuestros sentidos, la realidad que percibimos es la realidad sin más. Lo que no puede conocerse ni afectarnos es, a efectos prácticos, como si no existiera, con lo que perdería todo el sentido hacer la pregunta que ya nos hemos hecho dos veces, ¿cómo  es la realidad? La respuesta no aporta nada: la realidad es como la conocemos.

Por Cástor y Pólux.

miércoles, 26 de junio de 2013

INTRODUCCIÓN. EMOCIONES Y REALIDAD.

Esos días estamos pasando mucho calor en nuestra atalaya, casi no podemos concentrarnos. Menos mal que tenemos la playa muy cerca, y, cuando quiere, la brisa nos da un alivio.

La soledad de nuestra atalaya es una soledad deseada, buscada, muy distinta de esa otra soledad que entristece el alma y cercena la esperanza.

Soledad, tristeza, alma, esperanza ... términos demasiado abstractos para nuestro gusto, más en cuanto a lo que nos hacen pensar que en su realidad más fáctica, la de ser emociones que nos nublan la vista y nos hacer perder cierta objetividad en nuestra percepción de las cosas.

Pero cada uno entenderá como bien pueda o quiera esos términos. Eso sí, habremos de ser consecuente, al menos, con el carácter real o espiritual que le atribuyamos y bajo el que nos influyan.

A veces hay que tener cuidado con la emociones. 

Por Cástor y Pólux.

martes, 25 de junio de 2013

INTRODUCCIÓN. RECONOCIMIENTO Y CONFRONTACIÓN.

El reconocimiento es una buena práctica que no suele darse en el trabajo. Se da más la confrontación, la presión, pensando que así se rentabiliza más. En algunos casos parece que así es, pero pensamos que es una mala práctica por dos razones.

En primer lugar porque aún funcionando sólo lo hace desde el punto de vista de la rentabilidad laboral, sin tener para nada en cuenta las necesidades personales, es más, generalmente en contra de esas necesidades.

En segundo lugar porque en muchas ocasiones no funciona, con lo que sólo se consigue la infelicidad y el malestar del trabajador. Se convierte en una forma de explotación.

Esa forma de proceder sólo beneficia al empresario o benefactor del trabajo, quien cribará al personal hasta encontrar quien rentabilice el trabajo bajo presión, justificando así que el método funciona. Se premia de esta forma la ambición y la competencia por encima de todo.

El reconocimiento del trabajo bien hecho también puede ser un acicate para la productividad, pero pocos son los empresarios que creen en esta idea.

Por Cástor y Pólux.

lunes, 24 de junio de 2013

INTRODUCCIÓN. "MILAGRO", CADENA Y MÉRITOS.

Ayer lo tuvimos todo en contra para poder actualizar el blog con la correspondiente entrada del domingo.

Ya os contábamos que se estropeó el ordenador portátil, pero no os contamos nada de la precaria línea de internet que disponíamos en nuestra atalaya para el teléfono móvil. Fue casi un milagro que llegáramos hasta vosotros.

Estamos tentados de pensar que el "milagro" se produjo gracias a nuestra perseverancia, pero lo cierto es que, aunque tuvo su importancia, no fue lo decisivo. Si la línea de internet se hubiese cortado definitivamente ningún empeño habría obrado el "milagro". Por tanto se hizo sólo porque se pudo hacer, y sucedió porque podía suceder.

Nosotros sólo somos un eslabón más de una cadena que funciona por sí misma, por sí sóla. Cada eslabón es necesario, pero no lo es más que los demás.

No hay méritos en Obtentalia, ni medallas, porque todos somos uno, una idea, a la que aportamos y de la que compartimos. En Obtentalia sólo hay reconocimiento, el de aquéllo que mejor hace cada uno.

Por Cástor y Pólux.

domingo, 23 de junio de 2013

INTRODUCCIÓN. DOMINGO, INFORMÁTICA Y LA SUGERENCIA DE MARÍA RUDA.

Hoy el mar se ha levantado de un azul tan oscuro e intenso que parece irreal y que cautiva.

Gracias por vuestra  visita un domingo más.

Ayer os contábamos que una complicación nos ha impedido este fin de semana tener preparado algún artículo. Llevamos desde el viernes en nuestra atalaya, así que sabiendo que tendríamos tiempo no preparamos en el blog de antemano ningún artículo. Pero una vez aquí se nos ha estropeado el pequeño y modesto ordenador portátil que nos comunica con el resto del mundo. Ya os podéis imaginar, sin archivos, sin fotos, sin artículos, un pequeño desastre para el fin de semana de nuestro blog. Pero la misma informática que nos quita también nos da. Y es que hemos descubierto todo el potencial de la informática, que por supuesto no se reduce al ordenador.

Un "simple" teléfono móvil con conexión a internet y tener los archivos más importantes en la "nube" nos han "salvado" el fin de semana. La única mejora que hemos podido añadir ha sido  la de usar una tableta (tablet) para visualizar mejor la página del blog, que hemos conectado por wi-fi al teléfono móvil, y que por suerte nos ha podido prestar un amigo que no andaba muy lejos.

Íbamos a decir "si levantaran la cabeza nuestros abuelos", pero no hemos de ir tan lejos. Cuando nosotros eramos niños nada de eso existía y la informática estaba en "pañales".

Así que al menos hoy os podemos traer estas palabras y realizar el milagro de la comunicación, prácticamente en tiempo real, pues apenas habrán transcurrido unas horas desde que se escribieron hasta ahora que las estáis leyendo.

Durante la semana hemos recibido vuestros apoyo y ánimos, pero lo que más nos ha gustado ha sido el mensaje que nos ha dejado en el correo electrónico una amiga de Obtentalia que nos visita todas las semanas, María Ruda, una ursaonense afincada en Sevilla, la bella capital andaluza, aunque poco tiene que envidiarle su joya natal, Osuna.

Nos ha dejado el enlace a un vídeo que os mostramos. Advertimos a quien tenga tendencia a entristecerse los domingos por la tarde: mejor verlo en otro momento. A todos los  demás os deseamos que lo  disfrutéis en cuanto lo veáis. Y muchas  gracias a María por compartirlo con nosotros.






Por Cástor y Pólux.