Después de varias semanas disfrutando de las fotografías de Carlos García, este fin de semana os presentamos fotografías de nuestro también colaborador José Manuel Peña.
No creo que sea
sólo la convicción religiosa la motivación para hacer el bien. Creo que el altruismo
es el verdadero sentimiento que mueve a hacerlo. Pero vamos a matizar para
evitar confusiones.
Me parece
observar entre las personas religiosas cierta tendencia a creer que la idea del
bien y del mal inherente a la justicia de Dios es una garantía para hacer el
bien, de forma que quien no cree en Dios puede sentirse liberado de alguna manera
de hacer el bien en favor de hacer su propio interés, como si el sometimiento a
los dictados de Dios nos hiciesen recapacitar en el bien general y ajeno frente
al interés particular (aunque así debiera ser vemos un enfrentamiento entre la doctrina y la actitud real).
Yo creo, como lo
han hecho muchos antes, que la idea del bien y del mal se adquiere
perfectamente por la experiencia, sin necesidad de aprendizaje previo ni de
adoctrinamiento. Aprendemos por nosotros mismos cuando hacemos daño a alguien y
cuando hacemos el mal. Y aún aceptando la necesidad de un previo aprendizaje,
éste puede tener lugar a través del ejemplo sin necesidad de recurrir a la idea
de Dios. La conciencia del bien y del mal la tenemos todos, creyentes o no.
No hay que ser
especialmente observador para apreciar que así como hay excelentes personas
religiosas capaces de hacer el bien a los demás por encima de todo, también las
hay capaces de todo lo contrario. No tenemos que ir muy lejos. En la actualidad
asistimos a brotes de violencia descontrolada e incomprensible de grupos
radicales religiosos, que en nombre de sus Dioses y sus libros santos acometen
cruentas guerras. Pura locura. Pero nos hace ver que la religión no es garantía
de nada, pues por encima de todo opera la “locura” humana.
E igualmente
sucede con personas agnósticas o ateas. Algunas son capaces de hacer el bien a
los demás por encima de sus propios intereses, pero a otras no les importa
hacer daño con tal de satisfacer su propios intereses.
El altruismo (diligencia
en procurar el bien ajeno aún a costa del propio) es un factor de la condición
humana, como lo es la conciencia, con independencia de creencias e ideologías,
aunque éstas, sin duda, pueden influir en ese factor. Sólo creo que nuestra
condición humana puede ser altruista con una u otra ideología.
Por Pólux.