El conflicto en el que entran por un lado las necesidades personales e íntimas expresivas del carácter, y por otro la atención reclamada por aspectos sociales, relacionales y obligacionales, no tiene una solución fácil, o mejor diría que no la tiene.
Es la capacidad de adaptación o no la que determina el punto intermedio en el que podemos situarnos para sobrellevar la incómoda situación. Y esa capacidad de adaptación no es algo que dependa de nuestra voluntad.
Estamos en manos de nuestra propia naturaleza.
Por Pólux.