DESCARTES, SOBRE LA RAZÓN Y EL RELATIVISMO.
Por Pólux (31/05/2016)
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René Descartes (1596-1650) |
Descartes, el llamado padre de la filosofía moderna, quiso encontrar una primera verdad en la que poder sustentar un sistema que no se viera viciado en su estructura por verdades en apariencia, que no fueran tales, deducidas a partir del propio sistema. Es decir, quería construir una estructura paso a paso, verdad a verdad, para que el sistema no tuviera fisuras, rompiendo con cualquier idea clásica previamente aceptada.
La vista me engaña, los sentidos en general pueden inducirme a error, igual que las ideas preconcebidas o los prejuicios. Su sistema debía ser ajeno a tales relativismos. Y su primera y más exhaustiva búsqueda dio con esa primera e irreductible verdad "cogito ergo sum", "pienso, luego existo" (expuesto en su "Discurso del Método" -1637-), lo que define claramente su racionalismo, es decir, dar un lugar importante a la razón en la comprensión del mundo y la explicación de éste. No sólo la religión puede aportar la verdad, la razón ha de tener su sitio.
Tal vez la objeción más radical que pueda oponerse al sistema cartesiano, como a cualquier otro sistema que intente encontrar una verdad absoluta, viene del relativismo radical, el cual pone en duda el cimiento mismo del sistema, ya que del pensamiento no se sigue necesariamente la existencia, pudiendo ser ésta sólo una idea pensada en un sueño que llamamos realidad. Cierto que esta crítica es radical, pero cierto es también que Descartes no fundamenta absolutamente que del pensamiento se siga la existencia, tan sólo dice, que no es lo mismo, que si pienso tengo que existir, tiene que haber un sustrato real objeto de tal pensamiento, pero ¿por qué ese sustrato real ha de tener la cualidad de la existencia?. Si nos engañan los sentidos puede también engañarnos el pensamiento. A lo que Descartes podría decir que si somos engañados hemos de ser algo que pueda ser engañado, y ese algo ha de existir precisamente por ser algo, porque tiene el ser.
Tradicionalmente la metafísica creía que el ser necesitaba de la cualidad de la existencia, y esa parece la reminiscencia que encontramos en el pensamiento cartesiano.
A pesar de las contextualizaciones que ha tenido su idea inicial, tendentes a enfatizar el carácter racionalista más que metafísico de su afirmación (cogito ergo sum), considero vigente la crítica que se le ha hecho a Descartes y que yo suscribo, según la cual su primera verdad quedaría de la siguiente manera: "pienso, luego existo como ser pensante".
De todas formas he de aclarar que se entiende perfectamente su argumento (y los antecedentes históricos del mismo) y que es bastante consistente. Lo que sucede es que frente al relativismo radical prácticamente no hay sistema de pensamiento que se mantenga en pie. Sin embargo aún no he encontrado un sólo argumento convincente y cierto a mi entender que apuntille lo absoluto frente al relativismo.
Cierto es que me pellizco y me duele, que cada día amanece, que me baño y siento el agua sobre mi piel, que pienso todo ello o puedo no pensarlo, que lloro, río y deseo, que cada día voy a trabajar, que a veces llueve y me mojo y otras el sol quema mi cuerpo, y que independientemente de mi inteligencia todo ello sucede. Me dirán, ¿qué más pruebas quieres de la existencia? Y todo ello es cierto, pero el racionalismo, como cualquier otro pensamiento, no encuentra una razón, un motivo o explicación para que todo eso sea así, a lo que el relativismo afirma que mientras no tengamos una razón clara y válida de todo, cualquier pensamiento sobre ello podría ser cierto. Creo que ésta es la razón crucial.
Tal vez todo se reduzca a las limitaciones de nuestra mente y nuestro conocimiento, y tanto lo absoluto como lo relativo no sean más que expresiones de esas limitaciones, lo cual no deja de ser una expresión del relativismo.
Creo que el concepto que más puede oponerse al del relativismo es el de objetivo, entendido por éste la cualidad del objeto real que estudia la ciencia y aprehenden nuestros sentidos (empirismo), posiblemente la ilusión más real, lo que no deja de tener una clara componente racionalista. Y es que el racionalismo, aunque no explique la razón del mundo y de la existencia, es la única herramienta que tenemos para intentar hacerlo. Lo que sucede es que la razón, por sí misma, no suele ser suficiente, y sólo el apoyo de la experiencia con el uso de la ciencia permite ahondar en el conocimiento de la realidad y, si ello es posible, también de la existencia.