Bienvenidos. ¿Que tal la semana? Nosotros hemos estado por nuestra talaya, disfrutando de un clima aún amable, un espacio inigualable y tiempo para la reflexión.
Las fotografías de cabecera del blog este fin de semana vuelven a ser, como la semana pasada, de María Ruda, que amablemente ha querido compartirlas con todos nosotros y nos las ha enviado al correo electrónico (grupo_obtentalia@obtentalia). Son de una belleza que cautiva, ¿no os parece?
En la entrada del pasado miércoles hablábamos del poder manipulador de la televisión, y decíamos que incluso algunos documentales eran partidistas. Nos acordamos ahora en particular de dos documentales diferentes que en distintos episodios han sido emitidos durante este año. Ambos trataban, en uno de sus respectivos capítulos, de los acontecimientos y circunstancias políticas y sociales que rodearon el lanzamiento (el 6 de agosto de 1945) de la primera bomba atómica sobre Hiroshima, que gestó el final de la Primera Guerra Mundial.
Hoy ese suceso es ya un hecho histórico, pero como todo sujeto a interpretaciones en cuanto a las causas que lo motivaron, y eran dos interpretaciones totalmente distintas las que se plasmaban en los citados documentales.
La cuestión de fondo, en este caso, es que son distintas interpretaciones a favor y en contra de las administración de los Estados Unidos que tomó la decisión. Uno justificaba lo necesaria e inevitable de aquel ataque, y como, en todo caso, la posición del Emperador y el Gobierno Japonés y de la Unión Soviética "obligó" al Gobierno de Estados Unidos, encabezado por el entonces Presidente del Partido Demócrata Truman, a emprender el ataque, y el otro arremetía contra dicho Presidente acusándolo de criminal de guerra ante el genocidio perpetrado por el lanzamiento de las bombas de Hiroshima (bomba de fisión de uranio) y Nagasaki (bomba de plutonio).
Cada una de esas posturas valora como más importantes aspectos distintos de la compleja situación estratégica de la Segunda Guerra Mundial en aquel momento. Por ejemplo, ¿cómo justificar la muerte de tantos civiles? Unos lo justifican aduciendo (básicamente) que más habrían sido las personas muertas en el intento de tomar las islas japonesas y en los meses que aún hubieran restado para el final de la guerra, otros consideran simplemente injustificable aquella matanza, e innecesaria por entender la existencia de otras vías para finalizar la guerra.
Por supuesto que la situación fue bastante más compleja que lo aquí mostrado, pero sólo queríamos ilustrar qué visiones tan distintas pueden presentar dos documentales sobre el mismo hecho histórico.
Hay desde luego una diferencia entre el compromiso y el partidismo ideológico o político. Lo primero lo comprendemos y justificamos, lo segundo sólo lo compremos, pues no podemos justificar el proselitismo en el que se convierte, sin posibilidad de discrepancia. Esos documentales nos parecieron más de lo segundo que de lo primero.
Os esperamos mañana domingo, aquí en Obtentalia. Que tengáis un buen día.
Por Cástor y Pólux.