REFLEXIONES SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA.
Por Pólux (20 de octubre de 2016).
Se acerca el momento de un nuevo intento de investidura y nuestros políticos siguen haciéndonos sufrir.
Parece que algo de cordura llega a las filas del Psoe, según la manifestación de muchos de sus responsables de facilitar con su abstención el gobierno de España. Y es que la férrea negativa a facilitar la investidura de Rajoy como Presidente del Gobierno es la postura más antidemocrática que he observado en nuestros políticos desde hace ya muchos años. Me explico.
Votar no a dicha investidura equivale a ir a unas nuevas elecciones (y no sólo me refiero al no del Psoe). Los españoles ya hablamos en unas primeras elecciones y manifestamos nuestra voluntad. Fuere en el sentido que fuere, nuestros políticos tenían ya que haber cogido ese testigo y haberse puesto de acuerdo, porque era su obligación dar forma a esa voluntad.
El ir a unas segundas elecciones ya fue un fracaso de la clase política, incapaz de interpretar la voluntad popular. Quienes con su no facilitaron unas segundas elecciones y pretenden facilitar ahora unas terceras, manifiestan su negativa a acatar la voluntad expresada en las urnas. Si fuéramos a unas terceras elecciones y saliera un resultado parecido (como ocurrió con las segundas) no habría razón para que abandonaran su no a otra posible investidura de Rajoy, pues la situación sería la misma. Lo que quiere decir, según se deduce lógicamente, que hasta que los españoles no cambien su voluntad en las urnas y puedan gobernar los que le niegan ahora el gobierno a Rajoy, no van a ponerse de acuerdo para que haya gobierno, es decir, que hasta que el pueblo no les vote a ellos van a impedir un gobierno. Esa es una postura autoritarista y antidemocrática.
Eso significa la postura del no incondicional. El pueblo ya habló una vez, y si la izquierda fue incapaz de ponerse de acuerdo para desbancar al PP, debían haber pactado respetando la voluntad de la mayoría, que era clara. Pero fuimos a la segunda consulta y se repitió la situación. La izquierda ha vuelto a ser incapaz de ponerse de acuerdo (si lo hubiera hecho ya tendríamos gobierno), y si no gobiernan ellos no gobierna nadie. ¿Dónde está ahí el talante democrático?, ¿qué quieren, ir a las terceras elecciones a ver si ya salen ellos?, ¿y si no salen, volverán a decir no a un gobierno? Esto es una vergüenza, y de verdad que siento mucho decirlo.
Que podemos insista en el no me parece insensato, pero que lo haga el Psoe me parece además ilógico, porque digan lo que digan, Psoe y PP están más cerca de lo que quieren admitir, de hecho hasta ahora, desde que se instauró la democracia en España, hemos asistido a una alternancia en el gobierno de esos dos partidos, dando una continuidad y una normalidad ejemplar a la vida social y democrática.
No interpreten que estoy a favor del PP, pues lo que estoy es claramente en contra de los políticos que se niegan a pactar y llegar a acuerdos de conformidad con lo expresado por el pueblo en la urnas. Eso es lo que de verdad me duele. Si el pueblo ha votado mayoritariamente al PP habrá que respetar eso, ¿no?, ¿o acaso Podemos o el Psoe no reclamarían su legitimación para gobernar a falta de acuerdos si hubieran sido ellos los más votados con diferencia? Estarían en su derecho de hacerlo y yo abogaría por ello.
Me ha llamado la atención la sensatez que parece mostrar el Psoe de Andalucía, hablando ya claramente de abstención para facilitar un gobierno. Y es que Susana Díaz podrá ser muchas cosas, pero no tiene un pelo de tonta. Al Psoe creo que le favorece claramente facilitar gobierno, pues conseguirá hacerle un desgaste al PP que no consiguen hacer con ese no tajante e incomprensible. El Psoe no va a gobernar de ninguna manera. Lo más inteligente para ellos es facilitar el gobierno del PP y hacer una oposición efectiva y más provechosa para sus intereses. Creo que Susana Díaz tiene eso muy claro, y se percata que el no implica chocarse contra un muro y desgastarse innecesariamente, que es lo que ha estado haciendo hasta hace poco Pedro Sánchez de forma incomprensible. Además, parece que el descalabro de su partido se acentuaría en unas terceras elecciones, cosa que no me extraña por el hartazgo al que están sometiendo a muchos de sus simpatizantes. Corren incluso el riesgo de que el PP obtenga más votos. Por ello creo que la posición de Susana Díaz, como la de Javier Fernández, en la más coherente. Incluso éste lo ha defendido diciendo que no hay alternativa de gobierno. Esta actitud más reflexiva y coherente ha dejado al Pedro Sánchez a la altura del betún, pero es que se lo ha buscado a pulso.
La izquierda también alega que el PP es el partido de la corrupción y que no pueden permitir que gobierne un partido así. Pero ese es un argumento débil y tendencioso. Prácticamente todos los partidos han tenido casos de corrupción en sus filas. ¿Qué pasa en Andalucía con los famosos ERE o en Cataluña con la familia Pujol? Siempre habrá corrupción. Lo importante es que haya voluntad de atajarla, y prácticamente en ninguno de los casos conocidos la ha habido. Si en un hospital hay uno o dos o diez médicos con malas prácticas no se cierra el Hospital. Tampoco decimos, por poner un ejemplo, que los fontaneros sean unos sinvergüenzas porque alguno haya querido estafarnos.
Hay vías para atajar la corrupción, pero ningún partido que haya gobernado ha tenido verdadera voluntad de legislar hasta sus últimas consecuencias para evitarla.
El problema de fondo no es la corrupción, es la actitud antidemocrática de algunos que no están dispuestos a dejar gobernar a otros que no sean ellos mismos, y están dispuestos a repetir las elecciones hasta que lo consigan. Pero lo disfrazan rasgándose las vestiduras en público en pro de la decencia democrática, algo que con su actitud demuestran que no tienen.
Quien nos iba a decir que íbamos a echar de menos el bipartidismo y las mayorías absolutas. Llegó la pluralidad política tan aclamada y a priori tan necesaria y sana para la vida democrática, pero nos salió rana.