Creo que el concepto de verdad nos obsesiona. "Verdad no hay más que una", nos gusta decir, como también nos gusta escribirla con nombre propio "La Verdad".
Occidente hunde sus raíces en el Cristianismo y nuestro concepto de lo que es la verdad está ligado mentalmente al de "La Verdad". El Cristianismo nos habla de La Verdad Absoluta, y ese sentido absoluto es el que subyace en nuestra forma moderna de entender la verdad.
Nos cuesta pensar en la verdad como algo relativo. "La verdad es la que es", decimos, y pensamos que lo que sucede de verdad sólo puede ser una cosa, no dos distintas. ¿Cómo puede haber dos verdades distintas?. ¿Y por qué no podría haberlas?, me pregunto yo.
Yo creo que no sólo lo relativo es posible, sino que lo relativo es la única forma posible de ser las cosas, dado el relativo punto de vista del sujeto que conoce. Las cosas, y con ellas la verdad, son relativas porque nosotros mismos lo somos, porque nuestro conocimiento de la realidad lo es, porque nuestra forma de interiorizar el mundo lo es.
Claro que la seguridad y la tranquilidad que nos da una verdad absoluta no nos la da una verdad relativa, y tal vez esa sea una de las razones de fondo para pensar como lo hacemos. Tal vez sea más fácil pensar en lo absoluto, con las cosas que son como son, que en lo relativo, que las cosas no son siempre lo que parece.
Pero el conocimiento y la realidad debieran mandar en nuestra forma de entender el mundo, y no al revés, que nuestra forma de entender el mundo determine cómo lo conocemos y cuál es su realidad.
Por Pólux.