La soledad es inevitable. En lo más íntimo de nuestro ser estamos solos. Podemos intentar expresar con palabras nuestros sentimientos más íntimos y radicales, pero no podemos transferir el propio sentimiento para que lo sienta otro y nos entienda. Las palabras expresan, pero igualmente limitan, muestran, pero impiden ver con nitidez.
Hay una lucha constante contra esa solidad. Deseamos sobre todas las cosas que nos entiendan, pero somos poco conscientes de la vacuidad de ese intento. Miramos a nuestro alrededor y nos relacionamos, creyendo que eso nos aleja de la soledad, como si la peor de las soledades fuera no tener a alguien al lado con quien poder hablar y compartir. Puede ser ésa una soledad dolorosa, pero no la más dolorosa.
La peor de las soledades vive dentro de nosotros, y quien no la sienta tiene la suerte de cierta insensibilidad vital. Cada uno es sensible a determinadas cosas y a otras no. Sentir la soledad interior no es mejor ni peor, ni implica ser más sensible ni menos. Si la sientes ..., y si no, eso que te ahorras.
Por Pólux.
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