Bienvenidos otro fin de semana a Obtentalia.
De nuevo este fin de semana disfrutaremos de las fotografías que nos ha enviado José Manuel Peña. La de hoy nos resulta muy curiosa.
Para mañana estamos acabando de preparar la nueva historia de Helenita que nos ha enviado nuestra colaboradora preferida Helena de Troya, "La zanja". Sí, preferida. No queríamos decirlo pero no podemos evitarlo, Helena es nuestra Helena...
Esta semana hemos estado un poco más pasionales y filosóficos que en otras ocasiones. Así han salido las reflexiones, de dentro, sin guión previo. Hemos hablado de dolor, vida, individualidad, de números que pueden implicar perfección y mediocridad, del yo, de lo colectivo, de actos, responsabilidades, aceptaciones y visiones del mundo, de ausencia, añoranza y enseñanzas, del deseo y lo deseado, del olvido y lo olvidado... y algunas cosas más.
Un amigo de Obtentalia nos envió algo que publicábamos el lunes pasado, y que repetimos ahora por lo mucho que nos ha gustado:
"Me duelen los oídos de tanto escuchar lo mismo, de oír en los demás el eco de mi propia voz, de mi propio pensamiento, de mí mismo.
Me duelen los ojos de ver lo que tantas veces he mirado, de reconocer mi rostro en el de cada persona que miro.
Me duelen las manos de intentar moldear las formas de mi pensamiento, de esa individualidad diferenciadora que arranca a jirones mis creencias.
Me duelen las piernas de recorrer siempre el mismo camino, la misma senda lejana y perdida, de pisar siempre la misma huella allí donde creo que no está.
Me duele el alma de sentir..., sólo de sentir y sentir lo mismo, siempre lo mismo, buscándome otro y encontrándome siempre yo.
Me duelo completo por cada pensamiento, por cada sentir, por cada movimiento, por vivir, sólo por vivir."
Y un amigo de Obtentalia que se identifica como Antonio, nos ha dejado en el correo una frase interesante, a modo de máxima, enviada a colación de nuestras discusiones acerca de la posibilidad o no de cambiar. Dicha frase es la siguiente:
"Se necesita no sólo un buen motivo para cambiar, sino un motivo mejor o más fuerte que el que nos impide cambiar".
Puede parece en principio una obviedad, pero creemos que encierra más significado que el que aparenta. Pensaremos sobre ello este fin de semana en nuestra atalaya.
Por Cástor y Pólux.