Antes que nada queremos enviar un saludo a nuestro colaborador Perseo, sí, el creador de "Periquito" como le conocen muchos de nuestros seguidores. Está de vacaciones. Esperamos que las esté disfrutando.
La foto de hoy está hecha desde nuestra atalaya. Es la muestra de civilización más cercana que tenemos, sin contarnos a nosotros mismos, claro. Así es esta parte del Alentejo portugués, un acantilado al que se accede por una tierra yerma. Las vistas y los paisajes son de gran belleza, a lo que ayuda la a veces extraña luminosidad del ambiente. Como veis, un lugar perfecto para nosotros. Nuestra atalaya está situada en un lugar parecido al que se ve en la foto, en alto, frente al mar.
No sé que tiene esta tierra que nos atrapa. Playas como las de Odemira, Vila Nova de Milfontes o Porto Covo, más al norte, sólo por citar algunas, son verdaderas joyas de la naturaleza que nada tienen que envidiarles a esas famosas playas del otro lado del Atlántico que nos atraen por su exotismo. Su arena fina y limpia, su mar cristalino y frío y su cielo celeste y límpido, pequeñas calas, amplias playas, y su acantilado... No podemos pedir más. Es un lujo que tenemos al alcance de la mano, sin embargo esas playas no son tan conocidas ni tan visitadas. Pero por eso estamos aquí, tenemos la suerte de estar en un lugar idílico y además para nosotros solos. No se puede pedir más, no podemos si no repetirnos.
Éste es nuestro lugar, el relax inicial que necesitamos para ordenar nuestra mente. Ésta es nuestra necesidad. Siempre anhelando, deseando, queriendo, intentando... Eso es la vida, querer y no poder, un continuo intento por conseguir lo que no tenemos. De nuevo topamos con nuestra naturaleza. Así somos, aceptamos la tozudez de los hechos, pero sin servil conformismo.
¡ Qué fresquito se duerme en nuestra atalaya ! De día nos calentamos la cabeza con las ideas de Obtentalia y de noche se nos refresca mientras dormimos.
Y una mención especial para nuestra costa onubense, también tan querida por nosotros y en la que tuvimos instalada nuestra atalaya esta primavera. Volveremos a ella algún día, con el permiso del tren que todos los días nos recoge.
Por Cástor y Pólux.