Bienvenidos al fin de semana de Obtentalia.
La semana pasada os presentábamos una historia de Helenita, el personaje de nuestra colaboradora Helena de Troya. ¡Ay, Helenita, que cosas te pasan...! Si os gustó y os distrajo, de lo que estamos seguros, estáis de enhorabuena, porque la semana que viene Helena de Troya compartirá con todos nosotros otra historia de Helenita. ¡A ver que le pasa esta vez!.
Hemos actualizado muestras sugerencias para esta semana (enlace en la parte superior del lateral izquierda). hemos incluido la canción de nuestro blog, que lleva el mismo nombre, "Obtentalia", que compuso Orfeo, nuestro colaborador musical, exclusivamente para el blog.
Mañana os presentaremos un pequeño artículo que no es de ningún colaborados habitual. Nos lo mandó al correo electrónico un amable amigo de Obtentalia llamado Adolfo. Nos pareció curioso lo que nos contaba y queremos compartirlo con todos vosotros (esa es la esencia de Obtentalia, compartir ideas y pensamientos, dar los propios y hacer nuestros los ajenos, elaborándolos hasta convertirlos en propios). Nos hablará de ciertos estereotipos en base a la nacionalidad de las personas basado en determinados hechos. Pero ya nos lo explicará mañana él mismo.
¿Qué os parece nuestra fotografía de cabecera de hoy? Una ola rompiendo con fuerza en la orilla. La hemos elegido por que en cierta manera refleja o simboliza la vida a grandes rasgos, según muestra la experiencia y la paciente observación de ésta. Seguramente muchos de vosotros tendréis una concepción más elaborada, reflexionada o fundamentada de la vida. La podríais compartir con nosotros y así aprenderíamos todos. Estamos abiertos a todo tipo de sugerencias e ideas.
Como un mar calmo, el mismo de la foto, nuestra vida puede ser igualmente tranquila y rutinaria durante tiempo, mucho tiempo, hasta que de pronto, sin razón aparente, nos da un revolcón, cambiándolo todo, como la ola rompiendo, que dejar caer toda su fuerza sobre la orilla, produciendo un manto blanco de espuma bajo el que se agita el agua en un caótico baile. La mayoría de las veces poco podemos hacer contra la fuerza de la ola. A veces, las menos, sí, y otras muchas nos convencemos, porque queremos creerlo, de que sí podemos, pero se trata más de un deseo o una necesidad psicológica que de una realidad. Nuestra voluntad sería nuestra capacidad para nadar contra la ola.
Recordamos, hace ya tiempo, un compañero de trabajo que llevaba muchos años sufriendo a un jefe injusto, y con la desesperante perspectiva de que aquello no cambiaría en mucho años. En realidad su percepción estaba sesgada, puesto que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. Es sólo una posibilidad, pero es algo. Un inesperado infarto de su jefe acabó en pocos segundos con el sufrimientos de años en su trabajo, abriendo unas perspectivas inimaginables sólo un minuto antes. No solemos darnos cuenta (sobre todo los más jóvenes, pues la perspectiva de la edad y la experiencia llevan a asumirlo), pero así puede suceder en cada instante.
Esperemos que la vida nos deje mañana estar con vosotros. Sería el regalo de un día más.
Por Cástor y Pólux.