“LA MUÑECA”
Por Helena de Troya (09-03-2014)
Tendría
unos ocho años cuando los Reyes Magos me regalaron una muñeca que traía como
complemento un par de pelucas. Yo estaba muy contenta con aquel regalo, y en
cuanto pude intenté colocarle a la muñeca una de las pelucas, pero me resultó
imposible. Lo intenté entonces con la otra, pero el resultado fue el
mismo, no había forma de ponérselas.
Yo
pensaba “¿cómo se pondrán las artistas las pelucas que les quedan tan bien?”.
El caso es que ante lo imposible me dediqué me dediqué a cepillar el pelo de la
muñeca y de pronto se le cae todo el pelo y se queda calva. Mis hermanos se
miraron entre sí y me dijeron: “ya verás cuando le digamos a mamá que has roto
la muñeca nueva”.
Yo
ya me imaginaba la bronca, “Hay que ver que no te ha durado ni un día…, el
mismo día de los Reyes y ya la has roto”, con su paliza correspondiente. Así
que como un cordero es entrega al sacrificio, yo me abracé a la muñeca y con
las lágrimas a flor de piel me presenté ante mi madre. Entonces mis hermanos se
apiadaron de mí y me explicaron que la muñeca venía calva de fábrica, que no le
había arrancado el pelo, sino que era otra peluca la que traía puesta. ¡Qué
felicidad!
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