Cada vez que hablamos, pensamos o actuamos nos mostramos mucho más de lo que quisiéramos, nos hacemos tan evidentes a los demás que en ocasiones nos quedamos desnudos e indefensos.
¡Qué más muestra de debilidad que la de no poder evitar mostrar ésta! Un poco de picardía y conocimiento sobre nosotros mismos sería suficiente para evitarla.
Sólo se trata, si queremos, de preservar un poco nuestra intimidad.
Por Cástor y Pólux.
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