Cada uno afronta el temor de forma diferente, pero hay una que me llama la atención, y es la de afrontar dichas circunstancias con risas y bromas. Conozco personalmente a dos personas así.
Una se ríe cuando la situación le es contraria. Al principio parece un signo de actitud positiva pero pronto descubres que se trata de una risa tonta, fuera de contexto. El otro bromea, no sin gracia, una y otra vez hasta que la situación se destensa.
Y en ambos casos sucede lo mismo cuando la situación de temor no cesa tras su primera (y única) forma de afrontarla. Tras las primeras risas y los primeros chistes no aceptan la situación y le sigue un enfado descomunal y la toma de represalias. Como no han podido resolver el problema, lo niegan, pero no lo superan.
Son dos formas de defensa inmadura frente a los problemas, pues con ello se evita afrontarlos directamente, y la inmadurez la demuestra la falta de adaptación cuando la situación les supera y la incapacidad para resolverla en el sentido que sea, aunque fuera aceptándola como inevitable.
Por Pólux.
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