Damos demasiadas cosas por supuestas, pero tampoco podemos estar poniéndolo todo en duda o reflexionando sobre cada cosa constantemente.
Los hechos simples, como correr o mirar, son fáciles de entender pero es en los complejos, como los sentimientos, el carácter o la forma de ser, donde más fácilmente nos podemos equivocar o nos pueden engañar, y no por que sean complejos, sino porque siéndolos les prestamos la misma atención que a los hechos simples.
El carácter es complejo y para entenderlo se ha observar mucho y reflexionar sobre lo observado.
Por Pólux.
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