En los partidos políticos, al menos aquí en España, gusta llamar militantes a las personas que forman parte de sus bases. Y ello es correcto teniendo en cuenta la definición de militante en ese sentido (figurar en un partido o en una colectividad). Pero creemos que hay una palabra que define con más profundidad la pertenencia a un partido, pues aclara más sobre la forma en que se pertenece, de la que la anterior definición de militante nada nos dice. Y esa palabra es prosélito, cuya definición es la de partidario que se gana para una facción, parcialidad o doctrina.
El prosélito se identifica con la doctrina más que el militante, y eso es lo que sucede aquí con los partidos políticos.
Siempre nos ha llamado mucho la atención la forma tan pasional en que muchas personas defienden sus ideas políticas en consonancia con un partido. Se puede estar de acuerdo con un partido político y con su ideario, pero teniendo en cuenta la cantidad de decisiones que toma un partido, sobre todo gobernando o en la oposición, en muchas ocasiones contrarias a su propia ideología, nos sorprende que se defiendan sus posiciones en todos los casos.
¿De verdad se puede estar tan de acuerdo con un partido que todas sus decisiones, absolutamente todas, las justifiquemos y las suscribamos? Así somos, tendemos a justificar hasta lo ridículo a nuestro partido, y criticar negativamente todas y cada una de las decisiones de los otros partidos.
No puede ser, es imposible tal identificación real. A veces hemos escuchado en un bar, en la calle o en el tren, a alguien justificando lo injustificable sólo por que se trata de su partido. Después dicen que somos un pueblo madura políticamente hablando. A eso se le llama "dorar la píldora" porque desde luego esa forma de pensar y actuar no tiene nada de madura, pues sugiere que no pensamos por nosotros mismos, sino a través del partido.
Hoy, como haremos mañana si nada lo impide, os dejamos con otra foto de cabecera de nuestra colaboradora fotográfica María Ruda.
Un saludo a todos y hasta mañana.
El prosélito se identifica con la doctrina más que el militante, y eso es lo que sucede aquí con los partidos políticos.
Siempre nos ha llamado mucho la atención la forma tan pasional en que muchas personas defienden sus ideas políticas en consonancia con un partido. Se puede estar de acuerdo con un partido político y con su ideario, pero teniendo en cuenta la cantidad de decisiones que toma un partido, sobre todo gobernando o en la oposición, en muchas ocasiones contrarias a su propia ideología, nos sorprende que se defiendan sus posiciones en todos los casos.
¿De verdad se puede estar tan de acuerdo con un partido que todas sus decisiones, absolutamente todas, las justifiquemos y las suscribamos? Así somos, tendemos a justificar hasta lo ridículo a nuestro partido, y criticar negativamente todas y cada una de las decisiones de los otros partidos.
No puede ser, es imposible tal identificación real. A veces hemos escuchado en un bar, en la calle o en el tren, a alguien justificando lo injustificable sólo por que se trata de su partido. Después dicen que somos un pueblo madura políticamente hablando. A eso se le llama "dorar la píldora" porque desde luego esa forma de pensar y actuar no tiene nada de madura, pues sugiere que no pensamos por nosotros mismos, sino a través del partido.
Hoy, como haremos mañana si nada lo impide, os dejamos con otra foto de cabecera de nuestra colaboradora fotográfica María Ruda.
Un saludo a todos y hasta mañana.
Por Cástor y Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario