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Uno de los principales motivos para la decepción del neófito suele ser la observación del cielo. Vemos fantásticas fotos en los libros, en cualquier portal de Astronomía en Internet y en otros medios, que nos impresionan por su belleza. Luego, un amigo que nos quiere iniciar, nos invita a mirar a través de su refractor de 50 ó 60 milímetros de abertura y la decepción está servida, pues no vemos nada como esas fantásticas fotografías. En verdad el error está en creer que íbamos a ver esos objetos o que nuestro amigo no ha sabido explicárnoslo.
La mayoría de las veces la economía no permite invertir en equipos más sofisticados que den mejores resultados, y hemos de contentarnos con ver los anillos de saturno (aunque sin ningún detalle), los satélites principales de Júpiter, las fases de Venus, alguna galaxia cercana como Andrómeda, algunos cúmulos de estrellas, la Luna y pocos objetos más. Y una de las cosas más interesantes, el cielo profundo, lo tendremos prácticamente vetado.
A pesar de todo, entender la estructura básica del Universo es un reto que aviva la imaginación y mantiene el interés constantemente, debido a los nuevos descubrimientos que se suceden sobre el mismo.
Cada uno tiene sus aficiones y la de cada uno es siempre la mejor. Para nosotros la astronomía y la cosmología han sido un "universo" por descubrir.
FOTO: en la foto que acompaña esta entrada tenéis los útiles básicos que se usaban hace algunos años (y aún hoy conservan la misma utilidad), un planisferios celeste para localizar los objetos (hoy sustituida por muchos por la aplicación informática Google Sky, entre otras), unos prismáticos (hasta que no tuvimos nuestro primer telescopio -y en ocasiones único- era lo que más se usaba para la observación directa) y un libro de consulta (que igualmente hoy se sustituye por una de las muchísimas páginas de internet que nos dan información en tiempo real). A pesar de lo caro que puede resultar adquirir material de calidad para la observación astronómica, con los tres objetos de la foto, al alcance de la mayoría, y una verdadera pasión por la astronomía, puede iniciarse sin más la afición a esa ciencia. Sólo hemos de ser realistas y saber donde estarán los límites de nuestra observación.
FOTO: en la foto que acompaña esta entrada tenéis los útiles básicos que se usaban hace algunos años (y aún hoy conservan la misma utilidad), un planisferios celeste para localizar los objetos (hoy sustituida por muchos por la aplicación informática Google Sky, entre otras), unos prismáticos (hasta que no tuvimos nuestro primer telescopio -y en ocasiones único- era lo que más se usaba para la observación directa) y un libro de consulta (que igualmente hoy se sustituye por una de las muchísimas páginas de internet que nos dan información en tiempo real). A pesar de lo caro que puede resultar adquirir material de calidad para la observación astronómica, con los tres objetos de la foto, al alcance de la mayoría, y una verdadera pasión por la astronomía, puede iniciarse sin más la afición a esa ciencia. Sólo hemos de ser realistas y saber donde estarán los límites de nuestra observación.
Por Cástor y Pólux.
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