A pesar de la regulación existente en torno a la fecha de caducidad de los alimentos envasados, no tenemos la menor duda de que de vez en cuando hay quien nos engaña o al menos lo pretende. Y es que el otro día, en el supermercado, vimos un recipiente de plástico con cerezas donde podía leerse claramente la fecha de envasada, única fecha que aparecía en la etiqueta. Según rezaba habían sido envasadas el día anterior.
¡El día anterior!, decían, y las cerezas estaban pochas, arrugadas, con aspecto de viejas, algunas incluso con mal color allí donde tenían alguna rotura. Había que tener muchas ganas para comérselas. A lo mejor era verdad y las habían envasado ayer, después de estar una semana en una caja aplastadas, o de haber estado envasadas antes y no haberse vendido, o de vaya usted a saber qué.
No ponemos en duda la fecha de envasado, pero nos gustaría saber el tiempo transcurrido entre la recogida en el campo y el envasado. Un timo, sin duda, una poca vergüenza de tantas. Como siempre cada uno a lo suyo y si la podemos colar mejor.
Por Cástor y Pólux.
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