Últimamente nos sorprende mucho el uso que se hace de los niños, a menudo muy pequeños, en la publicidad. Niños que nos hablan de móviles, de cuentas bancarias, de automóviles..., generalmente desde la candidez y el desconocimiento que dan esa edad, que es precisamente lo que produce el efecto deseado por el publicista en el consumidor final.
Parece que da buen resultado utilizar niños en los anuncios porque últimamente se les ve mucho. ¿Es ético ese uso indiscriminado de los niños?, ¿dónde está el límite ético de la publicidad? Mucho se ha escrito sobre el tema pero seguimos igual de perdidos.
Hay una comisión estatal reguladora de la competencia que no entendemos bien para qué está, si es para atender las denuncias de unos contra otros, para velar por un código ético o para vestir de dignidad los excesos de la publicidad.
También existe le Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial (más conocida como Autocontrol), que pretende ser un sistema de autorregulación de la propia industria publicitaria, velando por que existan unas garantías de confianza y credibilidad en la publicidad. Está formado por anunciantes, agencias y medios que trabajan por una publicidad veraz, legal, honesta y leal. Claro, todo eso lo dice la Asociación de sí misma, no va a tirar piedras contra su propio tejado. Y lo dice en la publicidad que hace de ella misma en la televisión. Ojo al dato, formada por anunciantes, agencias y medioS. Esto es, salvando siempre las distancias y para que valga sólo de ejemplo, no de comparación, como si para cuestionar la continuación o no de la depredación animal se constituyera un comité con un lobo, un león y un guepardo. Pueden tener las mejores intenciones del mundo, pero no van a ir contra sus propios actos.
Nos gustaría saber dónde dice tener el límite de lo ético esta Asociación. La verdad es que podemos ver su código deontológico en la siguiente dirección:
No está mal echarle un vistazo para saber de lo que estamos hablando. Demasiadas vaguedades sujetas a interpretación, como por ejemplo el punto 4, Buena fe, de los Principios Básicos, que literalmente dice "La publicidad no deberá constituir nunca un medio para abusar de la buena fe del consumidor."
Creemos que es más un acto de buena voluntad, queriendo pensar bien, que otra cosa. Ese código deontológico deja tantas rendijas abiertas que prácticamente puede colarse casi todo.
- Por Cástor y Pólux.
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