Los recuerdos son un arma de doble filo. El recuerdo nos puede llevar al agrado o al desagrado dependiendo de lo recordado. Pero muchas veces un recuerdo agradable recorre caminos inesperados que nos lleva a otros desagradables.
Una cosa es acceder a un recuerdo selectivo (todos los días lo hacemos muchas veces de forma inconsciente) y otra irse a dar un paseo por el pasado (voluntad de recordar). Ese "paseo" no funciona igual en todas las personas. Hay quien no puede evitar la tristeza que produce la nostalgia, quien se siente reconfortado por los buenos momentos vividos y quien no quiere mirar atrás por diversos motivos. Pero a nadie deja indiferente.
Hemos de tener cuidado con las distorsiones que la visión presente introduce en el recuerdo, y de las que muchas veces no somos conscientes.
Nosotros, particularmente, nos quedamos con el presente, pues nada nos satisface ni alegrarnos por lo que ya no tenemos ni entristecernos por lo que ya tampoco es motivo para ello. Nos gusta pensar que cada día que vivimos es el primer día de un nuevo pasado. Algo de razón hay en ello, más de lo que parece, pero es difícil llevarlo a la práctica.
Una cosa es acceder a un recuerdo selectivo (todos los días lo hacemos muchas veces de forma inconsciente) y otra irse a dar un paseo por el pasado (voluntad de recordar). Ese "paseo" no funciona igual en todas las personas. Hay quien no puede evitar la tristeza que produce la nostalgia, quien se siente reconfortado por los buenos momentos vividos y quien no quiere mirar atrás por diversos motivos. Pero a nadie deja indiferente.
Hemos de tener cuidado con las distorsiones que la visión presente introduce en el recuerdo, y de las que muchas veces no somos conscientes.
Nosotros, particularmente, nos quedamos con el presente, pues nada nos satisface ni alegrarnos por lo que ya no tenemos ni entristecernos por lo que ya tampoco es motivo para ello. Nos gusta pensar que cada día que vivimos es el primer día de un nuevo pasado. Algo de razón hay en ello, más de lo que parece, pero es difícil llevarlo a la práctica.
Por Cástor y Pólux.
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