Bienvenidos, obtentarios. Nos acercamos ya a diciembre, mes navideño e invernal, de compras y de frío, de recogimieno pero también de fiesta, fin y principio del año ..., un mes completito.
Hoy os proponemos la revisión de un artículo de Hermes, o un primer acercamiento a él si no lo habéis leído antes. Nos referimos a su artículo "La violencia sólo engendra nuevas formas de violencia", publicado el 7 de julio de 2013. La primera foto que acompaña el artículo es ya muy reveladora.
De nuevo este fin de semana las fotos de cabecera del blog son de María Ruda. Esperamos que disfrutéis con los paisajes que con tanto gusto y acierto ha fotografiado.
Ya sabéis de nuestra afición por la astronomía y en general las ciencias del espacio, así que no podemos dejar de hacer mención al cometa ISON, que el día 28 de noviembre pasó por el perihelio (su mayor acercamiento al sol). Aún no son claras las noticias sobre si ha sobrevivido en su integridad tras ese paso. Parece que sobrevivir ha sobrevivido, pero lo de íntegro es más dudoso.
Muchos de estos cuerpos cometarios, sobre todo los que como éste no tienen una órbita elíptica que les procure pasos periódicos por el perihelio, no son cuerpos sólidos como una piedra. Están formados por los restos del material primigenio con el que se formó el sistema solar, en una especie de amalgama que se compacta levemente por un efecto de atracción gravitatoria mínima, obteniendo su mayor cohesión por efecto del hielo (de distintos materiales) que, a modo de argamasa, mantiene los restos que componen el cometa de una sola pieza.
El acercamiento del cometa al Sol produce principalmente tres efectos. Uno es la sublimación de los gases y compuestos volátiles de la superficie del cometa, lo que produce la coma y la cabellera típicos de los cometas. Mientras más se acerca al Sol más intenso es ese proceso, pudiendo llegar a sublimar el hielo que mantiene unidas las distintos materiales del cometa, provocando su disgregación, lo que termina en la desintegración el cometa. Otro efecto es el producido por el viento solar (partículas de gran velocidad que salen del Sol hacia el espacio, causa de las auroras boreales en la Tierra y en otros planetas). Ese viento solar ejerce una presión sobre los cuerpos que, aunque mínima, puede ser suficiente, dada su presencia continuada, para afectar a la integridad del cometa, a veces muy frágil. El tercer efecto es la fuerza de gravedad del Sol, cuyo campo es tan intenso que puede literalmente destrozar el cometa. Al acercarse al sol el cometa va notar un tirón, un empuje cada vez más fuerte, que puede ser más que suficiente para desintegrarlo. Algunos cometas se han desintegrado a su paso por las cercanías de los planetas gigantes del Sistema Solar (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno son los cuatro gigantes gaseosos), cuándo más dramático será su paso alrededor del Sol.
Pero el que un cometa se desintegre depende de muchos factores, la mayoría de los cuales se desconocen, de ahí de la dificultad de predecir su comportamiento: su composición, su fuerza de cohesión interna, su densidad, el tipo de materiales que lo forman, la proximidad al Sol que alcance, la presión del viento solar (fulguraciones ocasionales aumentan la presión), paso cercano por planteas del Sistema Solar, y algunos otros factores más.
No sabemos, pues, si ha sobrevivido al paso por el perihelio y si, de hacerlo, está íntegro o se ha desintegrado en parte. Dependiendo de ello varían las posibilidades de verlo a simple vista o no. Esta noche, o al amanecer, intentaremos verlo desde nuestra atalaya. Se ha hablado mucho de la posibilidad de que sea visible a simple vista, pero la experiencia nos dice que hemos de se cautos ante esa posibilidad, pues no siempre se comportan según nuestras predicciones. Lo que sí os aseguramos es que el espectáculo de un cometa claramente visible a simple vista es magnífico, pues hace ya algunos años tuvimos la suerte de poder disfrutar de un cometa con esas condiciones. Aunque también es cierto que nos emocionamos más porque sabemos lo que significa ese evento que por la grandiosidad en sí de verlo, pues en la mayoría de las ocasiones las vistas astronómicas a la que tenemos acceso los aficionados se reducen, a decir de los profanos en la materia, a puntitos (estrellas, planetas, nebulosas planetarias, galaxias, etc.) o a rayitas (cometas, anillos de saturno, fases de Venus, etc.)
Por Cástor y Pólux.
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