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domingo, 22 de septiembre de 2013

ARTÍCULO. CINE: "CRUCE DE CAMINOS", POR PROMETEO.

"CRUCE DE CAMINOS"
Por Prometeo (22-09-2013)






Interesante cruce de historias donde se muestran las consecuencias de los hechos sucedidos, las decisiones tomadas y las circunstancias que el azar se encarga de poner en el camino.

La primera historia está protagonizada por un personaje desarraigado, un especialista en el manejo de motocicletas (Ryan Gosling), en busca del arraigo formando una familia con su hijo, cuyo papel de padre ya lo ocupa otra persona, y la madre de su hijo (Eva Mendes), a quien el amor que le promete es insuficiente para una vida digna y diferente, una vida que ella interpreta como un sueño. Termina robando bancos para tener algo que ofrecer a su hijo. Es una historia de adultos en un mundo confuso, bien planteada, profundizando lo necesario en los personajes, bien construidos y mostrados, para sostener las dos historias siguientes, relacionadas con esta.

La segunda historia está protagonizada por un policía novato (Bradley Cooper) que se enfrenta al ladrón de bancos de la historia anterior, y que es encumbrado gracias a esa acción. Nos muestra la manipulación del poder y, como en la anterior, las consecuencias de la toma de decisiones personales y las azarozas circunstancias de la vida. En este caso el protagonista no es un personaje desarraigado, aunque las decisiones que toma le llevan a un cierto desarraigo.

La tercera historia, que enlazada con las dos anteriores, trata de la problemática vida que llevan los hijos adolescentes (Dane Dehaan y Emory Cohen) de los protagonistas de las dos historias anteriores, el motorista y el policía. En ésta se nos muestra aún con más intensamente las dos fuerzas que parecen actuar en nuestras vidas, de una parte las circunstancias que nos vienen dadas y que marcan irremediablemente nuestro destino, y de otra nuestras propias decisiones, que pueden abrir nuevos caminos y posibilidades, para bien o para mal, o pueden ahondar en ese destino.

Pero creo que más que mostrarnos las fuerzas que actúan en la vida, el director (Derek Dianfrance) ha querido contar una historia, de triunfadores y perdedores, y de aquellos que aún están en la búsqueda de su futuro, a través de tres actos diferentes.

Resulta acertada la división de la película en tres historias distintas pero entrelazadas, pues cada una de ellas ahonda lo suficiente en los personajes claves.

Ryan Gosling, cada vez más solvente, en este caso con una interpretación contenida y llena de matices, que llena por sí sólo la pantalla y nos hace creer en casi lo imposible, que ese motorista de feria que aparece al inicio de la película de espaldas en un cuidado travelling, lleno de tatuajes y con pinta de “fumeta”, acabe siendo un padre deseoso de reunir y mantener a su familia, una familia que le es ajena.

Bradley Cooper, un actor con personalidad y atractivo suficientes para mostrar tanto a un policía novato capaz de abrirse paso entre los más deplorables entresijos internos policiales (segunda historia), como a un político ambicioso y seguro que ha de hacerse cargo de su hijo adolescente.

Eva Mendes, único de los actores principales que aparece en las tres historias (principalmente en la primera), que interpreta con gusto una madre que se debe al cariño y bienestar de su hijo, en cuya vida irrumpe el padre de su hijo (Ryan Gosling), a quien parece que no ha olvidado.

Si cualquiera de esos tres actores hace una buena interpretación, no es menos importante el papel de los secundarios, y entre ellos Ben Mendelsohn (primera historia, principalmente, y tercera historia), el “amigo” que ayuda a Ryan Gosling a iniciar su serie de atracos y con quien parece congeniar de alguna manera, que hace creíble a un difícil personaje, solitario, marginal y algo hecho polvo, y el del policía corrupto interpretado por un veterano Ray LIotta, con gran seguridad, todo un acierto en la historia (aparece en la segunda historia).

Me es difícil elegir entre las tres historias, si es que eso puede hacerse, pero de poderse tal vez que quedaría con la primera, ya que por ser la menos concreta o definida, deja más espacio a la intuición, al interior que esconden los primeros planos de Ryan Gosling, a la dulce mirada y el contenido rechazo de Eva Mendes, a la extraña atracción entre los personajes interpretados por Ryan Gosling y Ben Mendelsohn.

Y la dirección parece ser fundamental en esta película. Siempre he creído que tras una buena interpretación suele haber una buena dirección (no es condición suficiente pero sí necesaria), aunque también es cierto que no siempre ocurre así.


Una buena historia, contada con gusto, oficio y profesionalidad, con un buen reparto que hace la historia más creíble aún, y una dirección que amalgama todo ello para producir una buena película, que no cansa a pesar de su largo metraje (más de 2 horas). En definitiva, una de esas películas que hacen que merezca la pena ir al cine.

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