Nos creemos importantes por quienes somos. Tal vez hayamos puesto algo de nuestra parte, pero ya nuestro primer acto como personas, el nacimiento, es totalmente azaroso. Ha mucha diferencia entre nacer en una familia pobre, sin posibilidades y en un ambiente marginal que va a condicionar nuestro desarrollo, o nacer en una familia rica, donde las posibilidades vas a ser mucho mayores y ocupar un puesto destacado está casi asegurado.
Pero a nosotros nos gusta pensar que somos nosotros los importantes, que nos merecemos lo que tenemos (y en algunos casos, sólo en algunos, es así).
El azar y la voluntad nos determinan. El primero siempre actúa, la segunda sólo a veces.
Por Cástor y Pólux.
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