En Francia preocupados por el matrimonio de los homosexuales. En China preocupados por el destrozo de un terremoto. En Estados Unidos preocupados por unos inútiles asesinatos sin más sentido que el puedan tener en la caprichosa cabeza de quienes los han cometido. En España preocupados por la crisis ...
Sí, son problemas, y en algunos casos importantes y graves, pero ... ¿cómo entenderíamos esos problemas si el nuestro fuera sobrevivir día a día, sin expectativa alguna de futuro?
No podemos quejarnos, pero tampoco tiene sentido renunciar a nuestros beneficios, al menos siempre que ello no redunde en aumentar las penalidades de quienes están peor. La solidaridad individual es muy loable, e incluso necesaria, pero creemos que por desgracia no es la solución para sacar de la pobreza a quienes menos tienen.
Eso sí, tenemos parte de responsabilidad, aunque no nos guste sentirla. Sólo hay una forma de igualar algo las grandes diferencias existentes entre los distintos pueblos. Para que los que menos tienen obtengan algo, los que más tienen han que renunciar a parte de lo que tienen, y aquí está el problema. Nos solidarizados con lo que haga falta, pero participando de soslayo, sin renunciar a lo que verdaderamente nos importa.
Culpamos a los gobiernos y grandes corporaciones multinacionales que son los que tienen los medios y la posibilidad de modificar el sistema, pero para ello habrán de recortar beneficios en las sociedades avanzadas. Y ahí es donde está nuestra responsabilidad, en el hecho de que normalmente no queremos que toquen nuestro sistema de bienestar, lo que lleva a esos gobiernos y corporaciones a no tomar medidas drásticas, por miedo a perder su influencia (ya vemos cómo con nuestra crisis lo que verdaderamente preocupa es perder el sistema de "bienestar", y nadie quiere renunciar a lo suyo).
El problema es mucho más complejo que esto. Lo que hemos expresamos no es más que una pincelada en un cuadro de condicionamientos e intereses, pero también de altruismo y servicio a los demás.
Culpamos a los gobiernos y grandes corporaciones multinacionales que son los que tienen los medios y la posibilidad de modificar el sistema, pero para ello habrán de recortar beneficios en las sociedades avanzadas. Y ahí es donde está nuestra responsabilidad, en el hecho de que normalmente no queremos que toquen nuestro sistema de bienestar, lo que lleva a esos gobiernos y corporaciones a no tomar medidas drásticas, por miedo a perder su influencia (ya vemos cómo con nuestra crisis lo que verdaderamente preocupa es perder el sistema de "bienestar", y nadie quiere renunciar a lo suyo).
El problema es mucho más complejo que esto. Lo que hemos expresamos no es más que una pincelada en un cuadro de condicionamientos e intereses, pero también de altruismo y servicio a los demás.
Por Cástor y Pólux.
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