Me hace mucha gracia observar a los antisistema utilizando el sistema para todo, para protestar, para hacerse oír... Dicen que han de usar el sistema para acabar con él. Unos antisistema que se presentan a las elecciones, toman posesión de sus escaños, cobran a fin de mes por el estado, que es parte esencial del sistema, para luego ponerse a despotricar contra el sistema.
Se sienten "progres", como los hippies en su momento, o como la izquierda radical en el suyo, sólo que los antisistema no tienen el suyo.
Les ocurre como a los populismos, que hablan de lo quieren hacer, pero nunca nos explican cómo lo van a hacer. ¿Qué "sistema" van a usar los antisistema?, ¿cómo van a gobernar?, ¿cómo van a pagar la deuda o van a acabar con el paro?, ¿de dónde van a sacar el dinero para sus inversiones en mejorar la sanidad, la educación y todo lo demás?
Son como los anuncios de televisión, publicidad manipuladora, falacias en cadena. Pero como suele decirse, el tonto no tiene culpa de ser tonto, pero sí la tiene quien no siéndolo le hace caso. Pues eso les pasa a los populismos, a los antisistema y a los neo-hippies, que hablan de ideas trasnochadas que cualquier estudiante adolescente de filosofía sabe que hace tiempo que fueron superadas. Pero siempre hay quien no tiene la suficiente personalidad ni seguridad en uno mismo como para no dejarse llevar por argumentos de apariencia, de nula validez ante el más leve estudio lógico o epistemológico.
La protesta del antisistema no es más que la protesta de uno más del sistema que se autodenomina así.
El verdadero antisistema, el verdadero, pues alguno hay, no va por ahí proclamándolo, eso seguro. Los otros sólo hacen gala de su ignorancia diciendo lo que dicen y haciendo lo que hacen.
Por Pólux.
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