He venido a la atalaya a pasar este fin de semana tan largo. Anoche el frío, gélido y solitario, me caló sin piedad.
El viento atravesaba cada rendija de la atalaya con la misma facilidad con la que yo sentía el frío.
¿Dónde está, calor, el alivio del que tanto hablan?
Por Pólux.
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