Quiero entender a nuestros políticos. Quiero entender la dificultad ante la que se encuentran para llegar a acuerdos. No quiero ser intransigente ni negativo. Pero tras todos mis intentos por ser así me sumo en la decepción de la que hablaba ayer ("Decepción ante la situación política").
Tras intentar sobreponerme a la decepción vuelvo a escuchar, no todo, parte del "debate" de la sesión del segundo intento de investidura de Pedro Sánchez como Presidente, y empiezo a sentirme dolido, sí, dolido.
Presuponemos mentes preclaras sentadas en el hemiciclo que forman las bancadas parlamentarias, o al menos estudiosas y labradas en el conocimiento, capaces de analizar situaciones difíciles y encontrar soluciones y salidas airosas... ¿y qué nos encontramos?. Insultos, descalificaciones, total falta de argumentaciones, tergiversaciones, promesas de imposible cumplimiento y, lo que es peor, la presentación como válidos de argumentos que no lo son, que no resisten la más mínima reflexión, eso que el diccionario define como manipulación. Me duele que mis políticos, a los que voto y a los que no voto, puesto que todos son mis políticos y todos deben querer el bien del sistema y la sociedad en la que vivo, intenten manipular burdamente las ideas o los hechos para acercarlos a su parecer y hacer ver que corroboran su postura.
Una de las manipulaciones más flagrantes y que más usan los políticos estos días es la utilización sesgada de la voluntad del pueblo en base al número de votos conseguidos por cada partido. Vamos a ver algunos casos, a modo de ejemplo, el primero una reflexión que ya hacíamos aquí en Obtentalia en la entrada del día 24 de enero de 2016 ("Psoe, Podemos y las estadísticas: ¿ignorancia o manipulación?").
Un dirigente de Podemos esgrimió, más o menos literalmente, el siguiente argumento (el número de votos es siempre aproximado): si Psoe y Podemos han obtenido ocho millones y medio de votos y el PP siete millones de votos, significa que hay más españoles en contra de que gobierne el PP, por tanto no debe gobernar. Ese es el argumento. Por la misma razón y argumentando de la misma forma podría decirse: si Psoe y PP han obtenido doce millones y medio de votos y Podemos tres millones, significa que hay una gran mayoría de españoles en contra de que gobierne Podemos. Y lo mismo podríamos hacerse con el Psoe, concluyendo asimismo que hay muchos más españoles que prefieren que no gobierne el Psoe a que gobierne. Es decir, si ese argumento de sumar los votos contrarios demuestra algo en contra de un partido, lo demuestra también de los demás, y mientras menos votos se hayan conseguido más en contra se vuelve, pues más personas no lo han votado, y sin embargo se utiliza ese argumento sólo en contra de un partido. Clara manipulación.
Otro dirigente, esta vez de Ciudadanos, "argumenta" como motivo para que el PP vote a favor de la investidura de Pedro Sánchez, que votando no se identifica con Podemos que también vota no, y que vota lo mismo que el partido con el que dice no tener nada en común, de forma que si nada tiene en común con Podemos no puede votar lo mismo. En este caso la manipulación es todo un insulto a la inteligencia, o dicho de otra forma, es tan burda que molesta que nos tome por tan idiotas. Poco hay que explicar. Es evidente que "confunde" la causa con la forma, el motivo que fundamenta un acto con la forma de explicitar tal motivo. Mi vecino puede decir no a la guerra por que es pacifista y yo decir no porque el mercado de tráfico de armas está a la baja y no me interesa que la guerra comience ahora y malvender las armas que almaceno. Es evidente que ese "no" no nos hermana en nuestra forma de ver las cosas.
Y así no acabaría si relatara nada más que los casos de clara manipulación que ahora recuerdo.
Y así no acabaría si relatara nada más que los casos de clara manipulación que ahora recuerdo.
¿Por qué nuestros políticos nos quieren convencer de lo que no es?. No parece que el bien común o el bien de la mayoría sea la respuesta.
Por Pólux.
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