Hay personas desagradables, que tratan a los demás como si fueran culpables de algo. Y hay determinados gremios profesionales en los que nos topamos una y otra vez con gente así hasta que acabamos pensando que todos son de esa forma de ser.
Pero siempre hay alguien amable, interesado, con una sonrisa y con un trato exquisito que demuestra que no todo ha de ser como ya creíamos que era.
Con la mala organización sucede algo igual, cuando uno la sufre en organismo públicos o privados, con una pérdida de tiempo y esfuerzo innecesarios, hasta que de pronto alguien te demuestra que se puede estar perfectamente organizado y atender con prontitud y eficacia, y sobre todo con respeto, a los usuarios.
Esas personas nos hacen comprender que puede haber algo mejor que aquello a lo que solemos estar acostumbrados, y tal vez a tener el suficiente convencimiento para exigir que ello sea así.
Por Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario