Volvemos de nuevo otro fin de semana con las fotografías de María Ruda, como siempre magníficas, como la puesta de sol de hoy.
No podemos volver a ser niños. Podemos saber qué es lo que puede sentir un niño y tener nuestros propios recuerdos de ello, pero no podemos volver a sentir como un niño. Simplemente no somos ya niños.
No podemos volver a ser niños. Podemos saber qué es lo que puede sentir un niño y tener nuestros propios recuerdos de ello, pero no podemos volver a sentir como un niño. Simplemente no somos ya niños.
Pero el recuerdo y la añoranza perpetran en nuestra mente el deseo y la necesidad, y excepcional es la fortaleza necesaria para superar ese estadio.
Sujetos y sometidos a esta realidad ante la que nos creemos, o nos queremos sentir, libres, tenemos una vida, una sola, que compartimos en la niñez y en las sucesivas etapas que puedan caracterizarse en el desarrollo de una persona, cada cual sujeta a sus propias determinaciones.
Pongo en duda seriamente el concepto de libertad, salvo el aplicado de forma genérica a la capacidad de decidir. Obviamente el siguiente paso es definir más nítidamente el concepto de libertad, para entender en qué sentido estaría determinada, tal como sugiero ante mi duda. Pero ese paso no lo daré hoy...
Por Pólux.
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