Me miro y no me reconozco, no sé bien si soy quien creo ser o simplemente otro.
No sé ser quien soy, porque nada hay que me dé una medida, una referencia de mi ser, y acabo creyendo lo que quiero, no lo que soy, porque nada puedo saber de esa esencia, idea perdida entre las ideas.
Nada encuentro seguro, estable o permanente, tan sólo hallo el vértigo de un viaje rápido y sin sentido, del que mi instinto me evita apearme.
No sé porqué no sé, ni si es lo que creo saber. Y en ese fango vivo cada día, cada segundo, a la espera del último que dé final a este sinsentido.
Por Pólux.
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