“La edad de mis padres”
Por Helena de Troya (23-02-2014)
Cuando
era pequeña creía que una vez que aprendía a leer, escribir y hacer cuentas, ya
lo había aprendido todo y no tenía que volver al colegio. Llegué a esta
conclusión porque una vez terminó el curso y me dieron las vacaciones de
verano, éstas se me hicieron eternas, no tenía conciencia del paso del tiempo.
Cuando
llegó septiembre y me pusieron de nuevo el uniforme y me llenaron la maleta de
libros y cuadernos nuevos me quedé muy sorprendida, no entendía la necesidad de
volver al colegio cuando ya sabía todo lo que tenía que saber.
Pero
cuando también demostraba no tener conciencia del tiempo era cuando en los primeros
días de curso las profesoras rellenaban las fichas personales de las alumnas
con detalles como los nombres de los padres, sus profesiones, sus edades. Yo no
tenía ni idea de estos detalles. Sabía los nombres y la profesión de mi madre –mi
madre está en casa- , pero en cuando a las edades, eso sí que no lo sabía. Les
pregunté a mis padres y ellos me contestaron. Pensé “ya está este problema
solucionado, ya voy a saber responder siempre esa pregunta”.
De
manera que memoricé ese dato y cada vez que pasaba de curso y me preguntaban la
edad de mis padres yo contestaba con tranquilidad y seguridad. Hasta que pasé a
quinto curso y la profesora se dio cuenta de que mis padres tenían las mismas
edades cada año desde que entré en el colegio. Y me dijo: “Helenita, la edad
que me dices es imposible. Pregúntale a tus padres”. Yo, sin entender por qué,
volví a preguntarles a mis padres las edades de cada uno y cuál fue mi sorpresa
cuando me contestaron otras distintas de las que yo sabía.
-“¿Por
qué me habían engañado mis padres? Yo que estaba tan segura de lo que me habían
contestado cuando entre al colegio por primera vez y ahora, al cabo de los
años, me entero de que ya no tienen esa edad sino otra. Bueno…, no hay problema…,
memorizo las nuevas y me olvido del tema.”
Tardé
en comprender que los padres no son eternos ni tienen una edad fija para
siempre.
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