Buen domingo y buen fin de semana.
Hoy podremos leer a nuestra estimada Helena de Troya a través de su personaje Helenita, que nos produce sentimientos contradictorios. Cuando acabamos de leer sus historias no sabemos si reír o llorar, si alegrarnos o entristecernos. Lo cierto es que nos produce ambos sentimientos, pero ante todo sentimos un cariño especial hacia Helenita, a veces infante a veces adolescente. Nos retrotrae a nuestra propia infancia y adolescencia. A veces quisiéramos abrazarla con fuerza para darle ánimos en su aprendizaje de la vida, otras quisiéramos defenderla de la crueldad adulta y otras tan sólo quisiéramos reír con ella.
Podéis leer la historia de Helenita, "La edad de mis padres" pulsando sobre dicho título, en la página de Helena de Troya, que se llama "Las fábulas de Helena de Troya", en el enlace del lateral izquierdo en "Últimos contenidos", o tras esta entrada, moviendo un poco la rueda del ratón.
Nos parece a veces que en nosotros se da un efecto de transferencia en nuestros sentimientos por Helena de Troya hacia su personaje, al que quisiéramos proteger como si fuera ella. Ya sabéis que en el anonimato de nuestros pseudónimos, y sin que Helena de Troya lo sepa, hemos declarado nuestro amor platónico -y también mundano- por ella. Como chiquillos nos paseamos a veces por los pasillos de la redacción de Obtentalia con la ilusión de encontrárnosla y que se pare a hablarnos. Su dulce voz ..., su femenina presencia ..., ese cariño que se le escapa por los poros de la piel ... No podemos dejar de confesar nuestros celos hacia el jefe de la redacción de Obtentalia que tanto habla con ella, o hacia el mismo Orfeo con quien la vemos hablar a veces tan animadamiente.
Esperamos que algún día se fije en nosotros ...
Os recordamos que ayer renovamos las sugerencias de la semana. A ver que os parecen...
Y el mundo sigue convulso, pero... ¿alguna vez ha dejado de estarlo? Ahora Ucrania y Venezuela, pueblos con hambre de libertad y gobernantes no dispuestos a darla, como si fuera un don que ellos concedieran. ¡Bendita democracia la que disfrutamos en este país! Y eso es algo que no se le pude adscribir a un sólo político o partido, como algunos siempre acaban demandando con bastante demagogia.
Veremos que pasa.
Veremos que pasa.
Por Cástor y Pólux.
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