Ayer hablábamos del respeto y de la educación como una de sus formas de ejercicio.
Y son tantos los pequeños detalles en los que no se muestra educación: haciendo una cola (siempre hay algún "despistado" que se adelanta "sin querer", pero nunca se atrasa, que curioso), quietos en una acera sin inmutarse a pesar de verte venir (has de bajar de la acera aún habiendo tráfico), alguien abre la puerta del coche cerrando todo el paso de una acera (mientras te mira como diciendo "este no tiene otro momento para pasar"), entrar en un ascensor o subir a un tren como si nos fuera la vida en ello (antes "vivir" que ser educado), aparcar delante de un vado permanente o en zona de minusválido sin serlo, mientras se conduce un automóvil y un largo etcétera.
Insistimos en esto de la educación porque realmente nos parece más importante de lo que en principio pudiera parecer, porque lo que diferencias las grandes cosas a veces son los pequeños detalles, porque cuando no se respeta lo poco y lo pequeña no se respeta lo mucho y lo grande, porque es una forma de ejercer el amor a los demás que tanto se predica.
Todos fallamos, no somos perfectos, pero no todos tenemos la misma voluntad de convivencia en paz. Los hechos, como la educación, lo demuestran.
Por Cástor y Pólux.
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