La fotografía de hoy de cabecera de nuestro blog la hicimos cerca de nuestra atalaya. Estaba nublado ese día. El espacio lo inunda todo...
Hacer una elección se está volviendo cada vez más complicado. Y ello debido a la enorme oferta que nos encontramos prácticamente en cualquier campo. Recordamos que ese tema se trató haca ya algún tiempo en el programa televisivo Redes. Básicamente se trata de que si bien tener mucha oferta enriquece las opciones para elegir, también dificulta esa elección hasta el punto de producir frustración, pues se acaba sin saber si se ha tomado una buena decisión.
Uno de nosotros se ha visto en la necesidad de hacer un nuevo contrato de teléfono móvil con acceso a internet. Al principio todo parece muy claro. Sé exactamente mis necesidades, por lo tanto todo parece reducirse a encontrar el tipo de tarifa que se adecúe a ellas. Parece fácil y claro. Pues nada más alejado de la realidad. Poco a poco se van descubriendo condicionantes que no imaginabas. Por ejemplo, te vas a cambiar de compañía para conseguir un ahorro de 10 euros, pero entonces te enteras que la compañía que dejas te quita una bonificación que tienes en otro producto, con lo cual el ahorro casi se esfuma. En fin, la oferta más barata tiene alguna pega para lo que necesitas, pero es que la que no es tan barata también la tiene. Entonces te centras sólo en algún aspecto importante para tomar la decisión. Como me hace falta un terminal y todas las compañías dicen que te regalan uno, elijo la que me de el de más calidad. Otra frustración. Es una mentira descarada, una patraña, nadie te regala nada, te lo financian, que es otra cosa, pero como no tienes que entregar cantidad inicial de pago, sino sólo cuotas mensuales, a eso las compañías le llaman regalar un móvil. Los demás humanos lo llamamos poca vergüenza. Cuando ya estás mareado, con dolor de cabeza y cabreado pero al menos con una opción real para lo que quieres, sucede lo inesperado, que se agotó la oferta, o que la cobertura donde tú vives no es buena o..., no sé, pero pasa algo.
La frustración por la imposibilidad de conseguir lo que inicialmente querías va creciendo, y empiezas a pensar "con lo fácil que era antes, sólo una compañía, sólo un teléfono, el fijo, y dos o tres contratos que elegir".
Todo eso nos obliga muchas veces a elegir no lo más conveniente, sino lo más interesante para la compañía que consigue ser más manipuladora que las demás. A veces, cada vez más, nuestras elecciones y decisiones se vuelven tan complicadas que es imposible tomarlas teniendo en cuenta todas las variables posibles, lo que produce una sensación de falta de control y de manipulación, que sólo beneficia a las compañías que se encargan de que así sea.
Después de preguntar en todas las compañías, de leerme sus engañosas ofertas y escuchar las explicaciones, a veces incompletas, de sus empleados, he llegado a la conclusión de que lo mejor es echarlo a los dados, sé que así tengo menos probabilidades de equivocarme.
Por Cástor y Pólux.
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