Se acabaron los días de fiesta y vuelta a la rutina. Pero que nos quiten lo "bailao", aunque sólo haya sido no ir a trabajar.
Pero hay quien siempre trabaja, los cacos son un ejemplo y la mala idea es otro. Sí, sí, la mala idea siempre trabaja, debe ser agotadora. Nos excluimos no porque no tengamos mala idea, sino porque no nos lleva a hacer determinadas cosas, como tantos otros (la mayoría, por fortuna), por ejemplo, rayar la pintura de un coche o cualquier otro destrozo de la propiedad ajena. Distinto es el caso de venganza por asunto personal. No, hablamos del descerebrado que exterioriza sus insatisfacciones molestando a los demás, cobarde a más no poder, que, en ocasiones pretendiendo ser gracioso delante de otros descerebrados de la misma calaña, desinfla o raja dos ruedas del coche, lo raya, revienta un espejo retrovisor o sisa los tapacubos de las ruedas.
¿Qué pasa por la cabeza de esos monos de feria, incapaces de dedicarse a cuestiones más positivas para él y para los demás? Es una disfunción psicológica como otras, una minusvalía mental que les impide entender el pensamiento ajeno. Todo lo que digamos es poco. Nos molesta mucho ese comportamiento, por la falta de respeto y el desprecio hacia lo demás y hacia los demás que supone.
Les aplicaríamos sin vacilar la ley del ojo por ojo, y además un buen bofetón de propina, por las molestias que ocasionan. Bueno, podemos prescindir del bofetón, no nos vayan a tachar de violentos. ¡Qué vergüenza pensar que son de nuestra misma especie! Nadie lo diría.
En fin, no queda más que aguantarse. Y nuestras condolencias y apoyo a todo el que ha sufrido en alguna ocasión el vandalismo injustificado y sin sentido de esos animales con aspecto humano. Y si aún no les ha pasado, esperen a que les suceda y verán como nos entienden.
Por Cástor y Pólux.
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