Estos días los estamos pasando en nuestra atalaya. El tiempo es algo extremo en cuánto a la temperatura. De día el Sol es tan intenso que nos permite pasear en mangas cortas por la playa, todo un lujo. Pero cuando el Sol comienza a ponerse la temperatura cae drásticamente, en quince o veinte minutos puede bajar ocho o nueve grados, e incluso más.
Por la noche el frío, junto con la humedad del mar, se nos cala en los huesos. Nos defendemos a base de mantas. Y aún no ha llegado el invierno. Estamos pensando en emigrar.
Tenemos los dedos helados mientras escribimos esto a las siete de la mañana de hoy domingo. Nos duelen las manos de sacarlas entre las mantas para escribir. Las ideas persiguen el único objetivo de aliviar el frío. Y aún así nos merece la pena estar aquí.
Por la noche el frío, junto con la humedad del mar, se nos cala en los huesos. Nos defendemos a base de mantas. Y aún no ha llegado el invierno. Estamos pensando en emigrar.
Tenemos los dedos helados mientras escribimos esto a las siete de la mañana de hoy domingo. Nos duelen las manos de sacarlas entre las mantas para escribir. Las ideas persiguen el único objetivo de aliviar el frío. Y aún así nos merece la pena estar aquí.
Pero la esencia de nuestra especie es la de resistir y emprender lo imposible. Una de las cosas que nos diferenciaron del neandertal, especie humana que coexistió con nosotros durante algún tiempo (miles de años) pero que se extinguió, fue la capacidad de emprendimiento, de intentar hacer lo que parecía imposible.
De hecho los neandertales, procedentes como nosotros de África, vivieron en Europa hasta su extinción, siendo incapaces de colonizar tierras allende los mares, proeza que no concebían. Como dijo Svante Pääbo, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en una entrevista para la televisión, "Los neandertales nunca cruzaron el mar si no veían tierra del otro lado; nosotros sí, por eso hemos colonizado el mundo entero".
Alguien nos preguntó una vez que eso cómo podía saberse, a lo que contestamos lo que era obvio, "porque nunca lo hicieron".
Durante algunos miles de años los humanos modernos y los neandertales llegaron a coincidir e incluso a cruzarse. Sí, las técnicas y el conocimiento de la genética actuales permiten afirmar sin lugar a dudas que el hombre actual posee alrededor de un 2,5 % de material genético procedente del neandertal. Un descubrimiento sin duda excepcional.
De hecho los neandertales, procedentes como nosotros de África, vivieron en Europa hasta su extinción, siendo incapaces de colonizar tierras allende los mares, proeza que no concebían. Como dijo Svante Pääbo, investigador del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en una entrevista para la televisión, "Los neandertales nunca cruzaron el mar si no veían tierra del otro lado; nosotros sí, por eso hemos colonizado el mundo entero".
Alguien nos preguntó una vez que eso cómo podía saberse, a lo que contestamos lo que era obvio, "porque nunca lo hicieron".
Durante algunos miles de años los humanos modernos y los neandertales llegaron a coincidir e incluso a cruzarse. Sí, las técnicas y el conocimiento de la genética actuales permiten afirmar sin lugar a dudas que el hombre actual posee alrededor de un 2,5 % de material genético procedente del neandertal. Un descubrimiento sin duda excepcional.
Por Cástor y Pólux.
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