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sábado, 23 de marzo de 2013

INTRODUCCIÓN. LA SEMANA, FORMACIÓN EN BUDAPEST Y EL TRABAJO.


De nuevo un fin de semana. En vísperas ya de Semana Santa volvemos como cada día, dado que se nos concede. Y ahí tenéis una nueva fotografía de Adonis ilustrando la cabecera de nuestro blog, para deleitarnos contemplándola. Impresionante. Dan ganas de irse esta tarde a una playa a ver la puesta de sol. La mirada de Adonis a través de su cámara nos está enseñando mucho.

Hoy por fin os ponemos nuevas sugerencias. Son enlaces que tenéis en los títulos móviles del lateral izquierdo del blog. Como podréis observar todas las entradas que os sugerimos tienen algo en común, la palabra "vida" en su título. Las dos primeras sugerencias están escritas, al menos en parte, por nuestra colaboradora Helena de Troya, a quien ya vamos echando de menos en Obtentalia. No se prodiga todo lo que nos gustaría. Y es que nos encanta verla transitar por estos pasillos con ese "meneíto" ... Cualquier día nos liamos la manta a la cabeza y le confesamos que estamos perdidamente locos por ella. Sí, lo confesamos.

Esperamos que mañana podamos traeros algún contenido nuevo. Hoy os dejamos esta introducción, más extensa de lo habitual, a modo de artículo.

Antes de seguir os recordamos que podéis enviar sugerencias, ideas y comentarios al correo habilitado para ello que consta debajo de la fotografía de cabecera del blog, es decir, grupo_obtentalia@obtentalia.com, nos gustará contar con tu opinión. También podéis comentar las entradas, introducciones o artículos, en las opciones habilitadas para ello tras ellas. Siempre es de agradecer no sólo saber que nos leéis, sino contar con vuestra participación, que es una de las razones por las que nació este blog.

Repasemos un momento esta semana que ha pasado. Hemos hablado de varias cosas, lógicamente, ya sabéis que todos lo días hacemos al menos una entrada. El lunes hablamos del inicio de la semana y cómo hemos de tomar decisiones para conseguir lo que nos proponemos. El martes sobre el esfuerzo y la comodidad como actitudes para afrontar nuestras metas. El miércoles de cómo el pasado y la conciencia son a veces como una mochila llena de piedras que lastra nuestras posibilidades. El jueves de cómo funcionamos etiquetando a las personas y cómo ello impide aprovechar sus aspectos positivos y también de gente admirable. Y ayer viernes de distintas formas de vivir la Semana Santa. Podéis Ver las entradas de esos días en las que se detalla un poco más, no mucho pues son entradas cortas.

Multitudinaria formación en Budapest
Como ya referimos el otro día, uno de nosotros, Cástor, ha estado en Budapest por cuestiones de trabajo, en unas formaciones muy especiales para aprender a hacer lo más profesionalmente posible el negocio del que os hemos hablado ya en varias ocasiones. La experiencia ha sido enriquecedora y pronto aplicaremos sus nuevos conocimientos a nuestro incipiente negocio, con el fin de  ir creciendo y creciendo desarrollándolo de la forma más profesionalmente posible. De Budapest ha llegado emoción, ímpetu, motivación, formación, coraje, deseos de conseguir las metas, seguridad de que así será y mucho más. Un viaje bien invertido del que nos beneficiaremos todo el equipo de trabajo que tenemos puestas nuestras ilusiones en este negocio. ¡Qué diferente a nuestros trabajos habituales de los que aún muchos dependemos! Este grupo tiene una idea común y hace un esfuerzo común siempre en la misma dirección. La convergencia de nuestros intereses nos aúna con verdaderos valores positivos de ayuda, colaboración y apoyo. ¿En qué trabajo se ve eso hoy? Pero el valor fundamental y necesario es el trabajo. No nos es fácil, pero tampoco nos es fácil cruzarnos de brazos.

No deja de sorprender ver como en plena crisis, con unos problemas laborales de empleo preocupantes, muchas personas rechazan una oportunidad sólo porque no es el estándar de trabajo por cuenta ajena que tanto se aprecia por aquí, porque no es el trabajo tradicional que canjea dinero por nuestro tiempo, porque se aparta de la "seguridad" de unos ingresos lineales mensuales. El sistema laboral se desmorona, con un despido del asalariado abaratado, con una tasa de paro al borde de lo inasumible, con un modelo de producción y distribución anquilosado y en vías de renovación y adaptación a las necesidades propias de la era tecnológica ..., ¡y nuestro interés es seguir como estábamos! El cambio está en marcha, con o sin nosotros.

No se trata de que seamos un lince para los negocios, o empresarios natos, o emprendedores para iniciar un negocio. No, todos no servimos para llevar las riendas del carro. Se trata de saber aprovechar una oportunidad que pasa por delante nuestra, de tener un mínimo de coraje y amor propio para ver esa oportunidad y no cerrarnos a ella porque aún esperamos que todo siga igual. No creemos que las cosas vuelvan a ser como eran antes. Esta crisis supondrá un cambio y habremos de adaptarnos a él. Ante esta perspectiva y con una tasa de paro tan elevada, ¿cómo nos permitimos rechazar propuestas de negocio sin comprenderlas, ofertas de trabajo novedosas y distintas pero interesantes? ¿A qué tenemos miedo?, ¿al fracaso, a lo novedoso? ¿Y dónde dejamos la necesidad real de conseguir dinero? ¿No será que preferimos la comodidad de tirarnos en el sofá y vivir de un subsidio a la valentía de al menos intentar algo nuevo? Sí, somos consciencias subsidiadas política y laboralmente, estamos instalados en la comodidad.

Pero hay quien no se conforma, quien sabe al menos apreciar la oportunidad, la oportunidad real, y lo intenta. Cuando hablamos de oportunidad de negocio no hablamos de ser intrépidos empresarios capaces de hacer inversiones de miles o decenas de miles de euros, no, hablamos de negocios sin riesgos económicos. También para estos tenemos un no. ¿Será que en el fondo no tenemos muchas ganas de trabajar, y para trabajar poco siempre es mejor hacerlo por cuenta ajena? Porque un negocio, requiera la inversión que requiera, es una responsabilidad profesional que implica constancia y dedicación, y aún así no está asegurado el triunfo. Pero es que la otra opción es el trabajo por cuenta ajena, en el que nos sentimos explotados, en el que no tenemos la más mínima libertad de tiempo para atender nuestras necesidades, con un jefe como una "mosca cojonera" del que siempre nos quejamos y en el que mucho depende del humor de quien tenemos por encima.

¡Cuántas veces escuchamos quejarse a alguien de lo mal que está en su trabajo, de las reducciones de salario o las regulaciones de empleo a que se ve sometido, de lo nefasta de su situación! Pura negatividad repetida una y otra vez. ¡Cuidado que es contagioso! "¡Qué mal estoy!", pero de hacer algo para solventarlo ..., de eso, nada de nada. Y se comprende que muchas veces no sabemos qué hacer, por donde tirar ... Lo incomprensible es cuando a esa persona, tan cansinamente quejosa, se le presenta una oportunidad y se niega a valorarla, a verla, o simplemente la rechaza porque no es un trabajo por cuenta ajena con un sueldo todos lo meses, precisamente ese trabajo del que tanto se queja.

Todos estamos ya hartos de escuchar a gente quejarse. Nos alejamos de ellos como de la peste. Y si lo hacemos es porque debemos evitar a toda costa el contagio de la negatividad. A pesar de todo, de esta cruenta crisis, sigue habiendo oportunidades, esperanza, gente emprendedora. Y muchas veces sólo tenemos que seguir a esos emprendedores, mirarnos en ellos. Ciertamente no es tan fácil como hacerlo y ya está, pero ¿acaso es fácil tener un trabajo que no nos agrada, sin ninguna libertad, sujetos a caprichos o malas decisiones ajenas, y así día tras día, mes tras mes, año tras año? Ése es un buen motivo para plantearse hacer algo distinto, o al menos observar a nuestro alrededor hasta que una oportunidad pase cerca, y estudiarla y entenderla antes de rechazarla.

Cada cual debe tomar sus propias decisiones, pero lo que no es coherente es  la queja constante sin más, sin tomar una decisión al respecto. Si no somos capaces de decidir, ¿de qué nos quejamos entonces? Se trata de nuestro futuro, y bien se merece una reflexión a fondo sobre todo esto. No sabemos a ciencia cierta si conseguiremos nuestro reto, pero que lo vamos a intentar es seguro.

Buen día y hasta mañana, que esperamos volver a estar aquí, con el permiso del tren de la vida, que ha de recogernos.

Por Cástor y Pólux.

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