Pocos
son los que disfrutan hoy de una placentera y tranquila lectura.
Se
tiende a llenar el tiempo libre de actividades físicas excesivas o a sentarse a
ver la tele. Vivimos a un ritmo desenfrenado y nos ocupamos en un sin fin de actividades
impuestas y muy pocos momentos de tranquilidad, para disfrutar de un sereno
tiempo de lectura, siendo nuestros ojos quienes acaricien lentamente cada
página y cada letra que leemos.
Leer
en un parque rodeado de naranjos, solo con el sonido de los pájaros o de algún
niño jugando, o en el sofá de nuestra casa tomando un café, provoca nuestra
imaginación, nos distrae, relaja y hasta nos puede regalar una sonrisa.
Tomemos
un ritmo distinto. Seguro que nos viene bien incorporar en nuestras horas el
placer de tranquilizarnos y relajarnos, con la ayuda de las letras, con el contenido
de un buen libro.
Por Adonis.
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