En la foto de cabecera de hoy vemos
parcialmente una duna, con las típicas líneas que el viento moldea con acierto
en su superficie. Ésta aparece sin otras marcas que señalen un camino a seguir.
Algún animal la transitará y dejará sus huellas por un breve espacio de tiempo,
el que tarde el viento en borrarlas.
¿Por qué sin embargo nosotros tenemos el
ansia de que nuestras huellas perduren? Abrimos constantemente caminos cada vez
que tomamos decisiones o iniciamos proyectos, e incluso cuando decidimos no
hacer nada. Porque cada acto determina de forma ineludible los siguientes.
A veces no somos conscientes de ello, y
creemos que sólo las personas que hacen grandes cosas marcan un camino y dejan
su huella. Son, tal vez más visibles, pero para cada uno sus decisiones son
grandes decisiones. Uno mismo es el más importante de su vida. Pero si no
creemos en nosotros mismos, ¿por qué habrían de hacerlo los demás?
Pero el tiempo pasará y ¿dónde quedarán
nuestras huellas? ¿Y las grandes huellas? Las grandes en la historia, pero en
la historia de los vivos. Quienes las dejaron no lo saben.
Por Castor y Pólux.
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