¿Escucháis algo?
Estamos tan acostumbrados al ruido, que no sabemos no escuchar. ¿Qué se oye cuando no se oye nada? No es una pregunta retórica, porque nunca se deja de escuchar algo. Cuando no se oyen los sonidos y ruidos que habitualmente escuchamos aparecen los que habitualmente no escuchamos: nuestra respiración, los latidos de nuestro corazón, un zumbido en nuestros propios oídos ...
De igual forma nos suele pasar con las personas. Hablamos y hablamos, nos preocupa que nos entiendan y hablamos para explicarnos. ¿De verdad creemos que tanto interés tienen los demás en escucharnos?, ¿no será que nos escuchan porque no paramos de hablar? No es ningún descubrimiento que escuchando se aprende más que hablando. Pero se aprende en todos los sentidos, especialmente de quien habla.
Cuando alguien habla, entre líneas expresa lo que es, lo que le preocupa, sus debilidades y sus fortalezas. En otras palabras, se descubre. Y conocer a quien tenemos delante nos da una importante ventaja en el trato con él en determinadas circunstancias, ventaja que sería de nuestro interlocutor si hubiésemos sido nosotros los que hubiéramos hablado sin cesar.
Silencio ..., silencio.
¿Escucháis algo?
Por Cástor y Pólux.
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